Europa y su papel en la gestión de la pandemia y pos-pandemia

Albacete

A pesar de las críticas que podemos hacerle a la Unión Europea, creo que todos debemos valorar los esfuerzos que se están haciendo para poder hacer frente a la grave crisis sanitaria y económica de este año 2020.

Con altibajos, con presiones de unos países o de otros, la Unión Europea ha estado a la altura de las circunstancias y ha habilitado un importante volumen de recursos que ayuden a los países a superar la Covid-19 y evitar poner en peligro la cohesión económica.

Da miedo pensar qué habría sido de nuestro país si no hubiésemos estado integrados en este proyecto de construcción de Europa y hubiésemos tenido que salir de forma individual y aislada a los mercados financieros para captar financiación. A pesar de los golpes de pecho que algunos se dan buscando una España grande otra vez, nuestra integración en la Unión Europea nos ha salvado de una situación mucho más catastrófica de la que vamos a vivir.

Si siempre he valorado positivamente estar integrados en la Unión Europea, a pesar de haber perdido nuestra moneda y parte de nuestra autonomía de gestión como país, hoy más que nunca me congratulo de formar parte de un proyecto europeo que supere los pensamientos de grandeza trasnochados de algunos de nuestros compatriotas.

Además, estoy totalmente convencido de que este proyecto no puede ser solamente un proyecto mercantil, debe ser un proyecto político en el que todos los países deben ceder competencias propias para que se puedan gestionar bajo un parámetro común.

Los fondos procedentes del plan de recuperación deben servir para paliar los efectos económicos negativos que están viviendo todos y cada uno de los países europeos, pero también deben permitir fijar estrategias futuras para Europa, negociando prioridades y delimitando proyectos para conseguir una Europa diferente en 2030. Todos queremos una nueva Europa y estas circunstancias adversas que estamos afrontado deberían favorecerlo.

La economía sostenible, la recuperación de industrias distribuidas de forma más razonable por todo el territorio europeo, la transformación digital de pymes, la movilidad urbana, la autonomía energética o el fortalecimiento de los sistemas educativos y de salud pública deben aparecer como ejes estratégicos en este nuevo modelo perseguido.