Paren el mundo... que yo me bajo
La Firma de Eva Calleja

"Paren el mundo... que yo me bajo", la Firma de Eva Calleja
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Palencia
Hoy le cojo prestada una frase a la gran Mafalda porque realmente hay veces que a una le dan ganas de hacer eso que Quino puso en su boca: pedir a gritos “paren el mundo que yo me bajo…”.
Hace meses vivimos con nuestras vidas dadas la vuelta del revés por la COVID-19.
Pues bien, no les descubro nada nuevo si les digo que hay países de primera y otros desgraciadamente de tercera en los que la pandemia ha golpeado especialmente y que no pueden afrontarla ni con un buen sistema sanitario ni con un sistema económico sólido y solvente.
Ahora llegan las vacunas, ese momento con el que todos y todas llevamos soñando estos 10 meses interminables como solución para empezar a vislumbrar la vuelta a nuestra vida tal como la vivíamos antes de esta pesadilla y de iniciar la recuperación económica que buena falta nos hace.
Muchos dirigentes internacionales han afirmado durante la pandemia que las vacunas contra la COVID deberían ser un bien público global, es decir estar al alcance de la población mundial en igualdad de condiciones. Pero la triste realidad muestra que esto no es así ni de lejos.
¿Qué significa esto? Sencillamente que la mayoría de la población de los países más pobres, los de tercera, se quedarán sin vacunas. Nueve de cada diez personas de casi 70 países de ingresos medios y bajos corren el riesgo de no poder vacunarse.
Hay algo que se puede hacer para evitar esta desigualdad global: la supresión de las patentes de las vacunas contra la covid. Pero los países ricos se oponen a esta medida que sí reclaman los más pobres.
Sin suprimir las actuales patentes, las vacunas no serán baratas y no podrán llegar a todo el mundo. Ayer escuchaba a una responsable de Médicos Sin Fronteras hacer un llamamiento desesperado para que esta pandemia no sea, como todo, un negocio.
Porque no la salud no debe ser un negocio, es un derecho universal. Y porque la vida de las personas es siempre lo más importante. Ahora, en plena pandemia de COVID-19, también.
Y sino es por ética hagamos algo por sentido común…si unos países vacunan y otros no el problema no acabará nunca…cerraremos fronteras?
Vivimos de una forma absurda, insolidaria, egocéntrica…no nos importa nada que no sea nuestro propio bienestar. Me lo demuestran las personas irresponsables cada día y también esta facilidad que tenemos para mirar para otro lado en este y en tantos casos.
¿Y si fuéramos usted o yo quiénes hubiéramos nacido en la parte del mundo equivocada?
Hoy Mafalda, te entiendo, pero si al principio de este comentario te cogía prestada esa frase de “paren el mundo que yo me bajo” quiero acabar con otra…sigo en el mundo sin rendirme porque creo que sólo las personas seremos capaces de poder cambiarlo.
Suena utópico, lo sé pero me dibujaron utópica y me encanta.
Cuidense mucho por favor.




