Ultrajes a la bandera

Albacete

El Tribunal Constitucional emitió ayer una nota de prensa muy escueta en la que comunicaba que por mayoría mínima de votos ha decidido que los ultrajes a la bandera de España no están amparados por la libertad de expresión.

Los hechos ocurrieron en la ciudad de El Ferrol, cuando unos trabajadores de la limpieza se concentraron en las afueras del Arsenal militar coincidiendo con la ceremonia diaria de izada de bandera; uno de los asistentes gritó: "hay que prenderle fuego a la puta bandera".

Tan raro me pareció que se condenase penalmente a alguien por eso que acudí a la Sentencia de la Audiencia Provincial de la Coruña en la que se dictó la condena. Y en ella nos asomamos a una explicación que parece casi de dictadura militar. Dicen los magistrados coruñeses: "la autoridad y el personal militar rendían honores al izado de la bandera nacional y eran por completo ajenos al conflicto laboral que motivó la concentración, y sufrieron un intenso sentimiento de humillación, proporcional a la gravedad del ultraje".

A ver, a ver....un momento. Claro que esos militares pudieron sentirse indignados y claro que supone un insulto llamar puta...a una bandera. Pero vivimos en un Estado democrático, que protege la libertad de expresión mucho más allá de lo que la buena educación reclama. Así lo estableció el propio Tribunal Constitucional hace años cuando dictaminó que llamar fascista al Rey, puede resultar feo y ofensivo, pero no es punible.

¿Hacia dónde vamos?

El desacato desapareció del Código Penal hace 25 años. Los tiempos en los que se procesaba a periodistas por publicar viñetas sarcásticas que convertían al Tribunal en "Prostitucional", también. Estrasburgo nos ha tirado de las orejas varias veces, entre otras en 2018 anulando una una condena por quemar fotos de los reyes.

¡Que no! Que el Estado democrático no puede penalizar el verbo por mucho que nos disguste u ofenda; que vivimos en un Estado cuyos límites de permisividad verbal deben ser muy amplios y no castigar a un trabajador que grite "puta bandera" en una manifestación, aunque ésta se celebre en El Ferrol, antes conocido como "del Caudillo".