El curso sigue
La Firma de Charo Bueno

"El curso sigue", la Firma de Charo Bueno
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Palencia
A estas alturas del trimestre nadie duda de que el curso escolar ha superado un primer trimestre con "buenas notas", con normalidad de la de siempre, es decir con presencia en la aulas, con hábitos y pautas diferentes: mascarilla, gel, recreo sin balones y otros elementos de juego, tardes sin parques infantiles y sin la mayoría de las actividades extra escolares. Pero con presencia en las escuelas cada día.
En el colegio, se han aprendido las palabras de esta etapa, pandemia, coronavirus, confinamiento, toque de queda... Hay un interés especial de los más pequeños por conocer lo que significan todas estas nuevas rutinas. También a aguantar todo el día con la mascarilla puesta, a no compartir juegos ni juguetes. La labor de profesores y profesoras, de maestros y maestras en estas circunstancias merece el reconocimiento y agradecimiento de la sociedad, no solo porque ellos y ellas corren riesgos cada día, sino porque hacen de la adversidad una virtud y se inventan, incluso para seguir haciendo las actuaciones de la fiesta de navidad, aunque sea para pasarlo en video a las familias.
Y mientras en la política se hablaba de educación, de la "nueva ley de educación". La educación ha sido, es y será siempre una cuestión política. La educación debe garantizar la igualdad real de las personas en el acceso al conocimiento, debe enseñar en libertad y en respeto, debe transmitir conocimientos, pero sobre todo enseñar a pensar, a vivir en la diversidad a respetar la pluralidad. Por eso es necesario que la educación que pagamos con los impuestos sea fundamentalmente pública, quien desee educación privada "con ideario de centro" que se lo pague como se hace con la sanidad privada que quien la quiere la paga.
A esta "nueva ley de educación", que va por la octava reforma, le ha faltado un paso firme en hacer la educación laica, es decir sacar definitivamente todas las confesionalidades de las escuelas. Las familias que deseen educación religiosa lo deberán hacer en los espacios de culto como se hace en la mayoría de los países europeos democráticos. Nuestra constitución nos define como un estado aconfesional, y así debería de ser empezando por la escuela.
Esperemos que para la siguiente reforma se tome la decisión y se haga realidad. Por cierto mientras eso llega, alguien se debería plantear que es bastante ridículo no poner el niño en el portal de la Plaza Mayor, porque no ha nacido pero si poner los Reyes Magos que vienen más tarde.




