Sociedad

Benito Royuela o ese invento del demonio

Cine Club Duero recuerda en la Semana de Cine Europeo a quien acercó el séptimo arte en los años 50 a La Horra, con la oposición radical del cura

El edificio que albergó el Cinema Castilla todavía conserva su estructura / Cadena SER

Aranda de Duero

La semana de Cine Europeo atraviesa este viernes su ecuador con la proyección de la película española ‘La boda de Rosa’, de Icíar Bollain, con Candela Peña, Segi López y Nathalie Poza como protagonistas. El personaje que da título a esta tragicomedia es una mujer que a punto de cumplir 45 años se da cuenta de que ha vivido siempre para los demás y decide marcharse, dejarlo todo y apretar el botón nuclear. Quiere tomar las riendas de su vida y cumplir el sueño de tener un negocio propio, pero pronto descubrirá que su padre, sus hermanos y su hija tienen otros planes, y que cambiar de vida no es tan sencillo si no está en el guion familiar.

En otras ediciones la película española es la que servía de cierre, aunque los cambios que ha hecho para ajustarse a las limitaciones de horario del toque de queda sitúan la proyección de hoy en mitad del ciclo, que se prolongará este fin de semana con la película danesa ‘Reina de corazones’ y la portuguesa ‘Vitalina Varela’.

También habitualmente Cine Club Duero solía vincular el nombramiento de un nuevo socio de honor al film español de clausura. En esta ocasión rinde homenaje póstumo a Benito Royuela Esteban, que llevó el cine a La Horra a mediados del siglo pasado.

El programa de la semana detalla que fue en 1952 cuando este emprendedor aparcó lo que era su medio de vida, un carro adaptado para la venta ambulante, para abrir una sala de cine en una localidad que contaba con 1.500 habitantes. Este emprendedor y apasionado del séptimo arte apostó por una actividad que, sobre todo en el ámbito rural, tenía que luchar viento y marea con el Nacional Catolicismo y la oposición férrea de algunos curas, que veían en estas proyecciones poco menos que unas peligrosas incitaciones al pecado y a la perdición de las almas. Esta sala, ‘Cinema Castilla’, abrió sus puertas el 15 de agosto de ese año. Su promotor eligió la película ‘Milagro de Fátima’ para la inauguración, con el propósito de ganarse al párroco, pero no lo consiguió. “Benito reunió el dinero que le hacía falta para llevar a cabo ese edificio de planta rectangular, como eran los cines de aquella de aquella época y logró hacer realidad su sueño, pese a la oposición radical del cura del pueblo, que veía en el cine algo así como los cuernos del demonio”, explica el presidente de Cine Club Duero, Javier Cobo, que detalla que el sacerdote llegó a contraprogramar esta actividad con películas religiosas en el salón parroquial.

El “sueño” que comenzaba esa noche de verano duró hasta 1965, explica Javier Cobo. “Las taquillas mermaban porque el nuevo invento de la televisión atraía mayoritariamente el favor del público, y primero en los bares y luego en sus casas la gente traspasó su interés a esa novedad. De lado quedaron los tres timbrazos de aviso, la oscuridad de la sala y la magia de las historias y aventuras proyectadas sobre una blanca pared”. detalla el programa de esta Semana de Cine Europeo

 

 
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