Nada de uvas virtuales, por favor

Palma

Francina Armengol le confirmó ayer a Àngels Barceló en esta emisora que no solo estamos castigados sin Navidades, sino también sin Nochevieja.

Solo nos cabe agachar la cabeza y aceptar el castigo, porque los datos son terribles y la culpa es nuestra, no de que se hayan tomado medidas erróneas o desencaminadas.

Ya sabemos que la desgracia agudiza el ingenio humano, por lo que a partir de hoy mismo empezarán a proliferar los inventos de cómete las uvas con tus amigos por Zoom, Skype o cómo se llame el último invento para impedir que la gente disfrute tranquilamente del confinamiento.

Por tanto, exigimos desde este humilde comentario que el Govern prohíba y persiga todas las propuestas de uvas virtuales, cotillones en tu teléfono móvil y besa por la pantalla a las personas que tienen miedo de besarte en vivo porque haces mala cara.

Si se promueve un encierro monacal, ha de ser con todas las consecuencias, sin aplausos a las ocho de la tarde ni excusas baratas de que una Nochevieja entre cuatro paredes y sin alcohol compartido también tiene su encanto.

No tiene sentido decorar una catástrofe, ha de ser la Nochevieja más triste de nuestra vida, sin disfraces ni componendas.

La prohibición de cualquier sucedáneo electrónico o celebración virtual es más importante que la cancelación de la propia Nochevieja.

He dicho, iba a decir.