La especulación tuvo su castigo

El Sevilla que jugó frente al Valladolid es el equipo que enerva a sus aficionados, que desata la crítica hacia Lopetegui y provoca la ira futbolística de los seguidores. Alguno de ellos cree que a su equipo no le interesa marcar pronto, que es mejor llegar al final con empate en el marcador para que se lance al ataque.

El guión, frente al Valladolid, le dio la razón a los críticos. Después del gol de Ocampos de penalti, tras algunos minutos de buen juego, sin picante en el área contraria, el Sevilla, sencillamente, desapareció del partido. Realmente, nadie sabe por qué ocurre, pero pasa. Por planteamiento del entrenador, por actitud de los propios futbolistas o por ambas cosas, el equipo de Lopetegui cedió terreno, perdió el centro del campo y se olvidó de la portería contraria, hasta que llegó el empate en el minuto 87.

Ocampos marcó en el minuto 30 y, de ahí, hasta el 87, el Sevilla dejó pasar el tiempo, confiado en la seguridad de sus centrales y Fernando, para alcanzar el final del partido con los tres puntos. Demasiado tiempo para que el Valladolid no asustara. En la primera parte, el equipo tuvo siete u ocho tiros a puerta y, en la segunda mitad, sólo uno.

El equipo está creado para intentar meter a su rival en su campo, mover el balón para buscar las bandas y dominar al contrario. Curiosamente, cuando marca, olvida esta idea. La segunda parte, lamentable, terminó con el castigo que otras veces no llegó: golazo de Raúl Carnero.

Paso atrás en las aspiraciones del Sevilla. Los puntos frente al Valladolid estaban anotados como más que posibles. En muchas ocasiones, el conjunto sevillista salió victorioso en los minutos finales, pero, siempre, con marcador empatado. Es un problema que tiene que solucionar el técnico si quiere llegar a las cuatro primeras posiciones; o se tiene que olvidar de esta estrategia, si es él quien la propone. Con partidos como éste, las diferencias existentes de muchos aficionados con Julen Lopetegui se van haciendo mayores.