La otra pandemia

Córdoba

Hay muchísimas mujeres, que son víctimas de maltrato, y, desgraciadamente, las duras condiciones en que viven todas ellas no dependen de un 25 de noviembre, sino de los 365 días del año. El número de mujeres asesinadas, desde que se contabiliza en 2003 son unas 1030, una barbaridad.

Todo maltrato pone de manifiesto la dominación histórica del hombre sobre la mujer, y su sentido de la propiedad aparece reflejado en todas sus facetas, a lo largo de la historia, la mujer que destacaba por sus cualidades artísticas, literarias o científicas, se tenían que esconder bajo un seudónimo, o su obra era firmada por su marido, como ocurrió en el caso de María Lejarraga, todos sus escritos fueron firmados con los apellidos de su marido, y cuando se descubrió este hecho, se silenció y no se le dio importancia ninguna a su obra.

En la música hay un reflejo bastante claro de la evolución del maltrato: dice el viejo tango “la maté porque era mía”, sin ir más lejos la canción de los Ronaldos, en su texto dice “te besaré, te desnudaré, te pegaré y te violare hasta que digas sí”. La música trata a la mujer como un ser débil y bajo la propiedad de su amo el hombre, y cuando la mujer reacciona ante este hecho pues ya es motivo para matarla. Esta música machista empieza a encontrar respuesta a finales del Siglo XX Bebé y su canción “malo” denuncia un maltratador y actualmente Rozalen en su canción “la Puerta Violeta” dice “hay un monstruo en la cocina que grita, y ella busca su liberación hacia un mundo más hermoso y libre, a través de su puerta violeta” color que es el símbolo de las luchadoras contra el feminicidio. Por tanto, es hora de que reaccionemos todos los días de año, aunar esfuerzos para desterrar la sangría de mujeres de la que todos los días nos hablan los medios de comunicación.