La gestión de la pandemia parece una broma

Albacete

Se acercan días complicados para tomar decisiones relativas a cómo afrontar la situación que estamos viviendo en relación con la Covid-19 y cómo hacerla compatible con los movimientos de personas que se van a producir a lo largo de esta semana y de la próxima.

En todos los países se está intentando buscar un equilibrio entre mantener un mínimo nivel de actividad empresarial y contener la transmisión de la enfermedad, compaginado éxitos y fracasos por partes iguales.

En este contexto de absoluta incertidumbre, lo que no tiene sentido es lo que estamos viendo en nuestro país. La ciudadanía es difícil que pueda saber qué tiene o qué puede hacer mañana. Cada comunidad autónoma está tomando sus propias decisiones en cuanto al número de personas en las reuniones, la apertura de establecimientos, los horarios de toque de queda y la libre circulación de los ciudadanos, que se diferencian sustancialmente de otras comunidades vecinas.

Se trata de un tema básico de seguridad sanitaria nacional y de efecto común en la economía, por lo que las decisiones no pueden estar en las manos de cada Comunidad Autónoma de forma independiente. Este asunto debería ser liderado y gestionado directamente por el gobierno central.

No cabe hacer ahora una análisis sobre cuántos votos gano o pierdo si tomo una decisión. Se está muriendo gente, las colas del hambre cada vez son más largas, por tanto, las decisiones hay que tomarlas sin tener en cuenta el coste político de hacerlo. Y esas decisiones nos deben afectar de igual forma a todos, estableciendo unos parámetros comunes en función de unos índices de incidencia consensuados a aplicar en cada territorio.

Después del último Consejo Interterritorial de Salud, el ministro invitó a las comunidades autónomas a endurecer las restricciones pactadas a nivel nacional. No puede ser que el gobierno invite. Debe tomar él esa decisión de homogeneizar las actuaciones a nivel de todo el estado en función de cuáles sean los índices de incidencia. A igual nivel de incidencia deberíamos tomar las mismas decisiones. No podemos tener 17 Navidades distintas con restricciones a la carta.

No sé si aún hay tiempo de rectificar, me temo que no.

Esperemos que aprendamos de una vez y que la gestión de la vacunación y los efectos de la obligatoriedad de esta o de las cartillas de vacunación o cualquier otra decisión que se tome al respecto sea de ámbito nacional y no autonómico.