La Navidad de dos arandinos en un lugar llamado Mundo

Aranda de Duero

Hoy hemos hecho nuestra la definición de ciudadanos de un lugar llamado mundo. Cada cual tiene su propio concepto de hogar, de casa. Pero es verdad que hay épocas del año, momentos, en los que se hace más complicado sobrellevar la distancia, sobre todo cuando esta viene impuesta. La Navidad se caracteriza por muchas cosas pero es innegable que siempre tiene un componente de reencuentro, con la familia, con los amigos y también de regreso a una tierra que te vio nacer y crecer.

Esta es la razón que nos ha impulsado a buscar testimonios de ribereños a quienes la vida ha impulsado a recorrer muchos kilómetros y dejar muy atrás sus raíces. Dejarlas atrás físicamente, porque la distancia puede medirse en kilómetros pero la cercanía, la proximidad puede darse a través de una comunicación fluida en el día a día que, en la actualidad, las nuevas tecnologías hacen que, no solo sea posible sino muy fácil. Y nosotros lo hemos tenido relativamente sencillo porque nuestras compañeras Gloria y Virginia Portela, en esta época, tienen un reencuentro con sus hermanos Javier y Fernando. Pero este año, tan excepcional para todos, tan atípico, no lo ha permitido. Y queremos conocer cómo se gestiona la ausencia de la familia en Navidad y cómo se están desarrollando proyectos profesionales y personales a tantos kilómetros de distancia.

A Javier lo localizamos en Shangái, una de las ciudades más pobladas y más modernas del mundo. Lleva dos años en la cudad china como Director de Operaciones para el Sudeste Asiático en Grupo Antolín. Y su hermano Fernando acumula una amplia experiencia en muchos países desde que salió de su Aranda natal hace ya muchos años. Actualmente reside en la ciudad alemana de Weinheim donde es Director de Tecnologías futuras del Grupo Freudenberg.

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El mayor de los dos hermanos, Javier, buscó “experiencias nuevas, de poder dar a mis hijos la oportunidad de vivir algo que les marque positivamente. Un país muy diferente al nuestro, con otra cultura y, pensando en ellos y en la familia, aprender de lo que es diferente. Y en eso consiste esta aventura, en ir enriqueciendo el futuro de nuestros hijos”.

Su vida en Shangái es “muy diferente porque hay un choque cultural descomunal. Y lo digo positivamente. Yo invito a que, todo aquel que tenga la oportunidad, conozca China”.

Fernando ha sido más viajero. Casi tanto como Willy Fog, aunque no ha hecho los viajes en tan solo 80 días: “Parece que hay un componente genético en esto de salir de casa. Dejé Aranda hace unos veinte años para ir a estudiar al Reino Unido, a trabajar y después he estado en Francia, Alemania, Estados Unidos y ahora de vuelta otra vez a Alemania. Una fuerza que tenemos para conocer cosas distintas y cuando sales disfrutas, tienes un constante aprendizaje y siempre creces. Lo profesional se convierte en personal..mi mujer es alemana, mis hijos alemanes, españoles o americanos y valoramos mucho lo positivo de otras culturas”.

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Es curiosa la comunicación en la familia de Fernando Portela “un tanto complicada. Yo con los niños siempre en español, Christine mi mujer les habla en alemán, entre nosotros dos hablamos en inglés para mantener todos los idiomas un poco vivos y ya cuando mis padres y los de Christine coinciden ya es más complicado, un poco caos”.

Ambos mantienen un hilo muy directo con las familias en España y las nuevas tecnologías permiten que la lejanía tenga menos consecuencias para que los abuelos puedan “tener una sensación de cercanía y de proximidad”.

Son unas Navidades diferentes en todo el mundo. Y Javier y Fernando no son una excepción. Por primera vez no podrán acudir a Aranda a abrazarse con padres, hermanas, sobrinos..”yo es la primera vez que no voy a Aranda- asegura el menor de los hermanos-. Este año la primera parte será igual que siempre, la Nochebuena la pasamos en Alemania, comeremos jabalí, nos reuniremos con la familia de Christine y vamos a echar de menos ir a Aranda pero trataremos de conectar por videoconferencia”. Ni Fernando podrá degustar el lechazo asado en estas fechas ni tampoco Javier que sí ha sabido buscar otros recursos que le hagan sentirse más cerca de casa: “Itzal, mi mujer, ha hecho todo lo necesario por ambientarnos con productos de nuestra tierra como queso, vino Ribera del Duero, jamón, turrón…pero el lechazo no hemos podido encontrarlo. Trataremos de brindar con la familia como si estuviéramos juntos”.

El proyecto profesional también lo han compartido con nosotros los hermanos Portela. Fernando anticipándose a los tiempos, trabajando más en el futuro que en el presente: “es un reto apasionante. Mi equipo trabajo pasa por la definición de qué es lo que va a pasar en el futuro, definir lo que van a ser las nuevas tecnologías de aquí a diez años. Van a pasar muchas cosas en cambio climático, digitalización y transición energética y cómo hay que adaptarse al futuro basándose en la innovación y la tecnología”. En el caso de Javier, analizando también “toda la fabricación del Grupo Antolín en la zona asiática y con la expectativa de gestionar los nuevos proyectos”.

La pandemia también se está viviendo de forma muy distinta en China o en Europa. Javi habla de estar haciendo “una vida normal, estamos bastante bien. Pero miro lo que tenemos en Aranda y nos preocupa porque mis padres ya son mayores. Aquí la situación la controlaron en un solo mes. La gente no está discutiendo todo el día, es verdad que no se les permite, pero el país va como un tiro porque se ha respetado escrupulosamente lo que se ha pedido”. Frente a la realidad asiática, la europea donde Alemania se está viendo azotada especialmente por el Covid sin ser tampoco una excepción en el resto del continente.