Navidad en un centro Covid

Zaragoza

Esta Navidad es diferente para todos, pero para algunos todavía más. 62 ancianos viven este día aislados en el centro covid de Casetas, en Zaragoza. Se contagiaron del virus en sus residencias y fueron trasladados a este lugar para infectados leves, precisamente por no necesitar hospital. En total, 700 abuelos han pasado por aquí desde que empezó la pandemia, 30 han fallecido, y este 25 de diciembre la radio ha pasado el día con ellos.

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Suenan los villancicos de los niños de Casetas y Monzalbarba que han acudido a cantar detrás de las ventanas de la residencia. Y nos da la bienvenida el árbol de los deseos en este día de Navidad. Es una morera frente a la puerta, desnuda de hojas y frondosa en bolas y carteles rojos que cuelgan de ramas peladas por el invierno. Que el covid pase pronto, se lee en uno de sus mensajes. Y eso quiere Luis, uno de los residentes, que pese a la fecha, se ha levantado hoy más regular que Manuela y peor que María.

-Cómo te encuentras? les pregunta Pilar, la auxiliar, a Manuela. "De maravilla" contesta ella animada. "No me duele la cabeza, no me duele nada, asi que la mar de bien, apunta María también, compañera de habitación. Al lado Luis, en la habitación contigua, está preocupado porque piensa que la temperatura le ha subido.

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Es la rutina de cada día, el supervisar habitación por habitación -con la bata EPI puesta sobre el uniforme y la mascarilla y la careta- para ver como se encuentran los abuelos. Y la mayoría, salvo sorpresas, que también las da el covid, están bien. El Centro Covid de Casetas, también residencia Los Maizales, se abrió al principio de la pandemia, y acoge a ancianos infectados que precisan aislamiento, pero no hospital. Pero esto es lo peor de este 25 de diciembre, el aislamiento. Lo tiene claro el director y enfermero del centro, Mariano Fago, "es muy duro adaptarse a la soledad a la que obliga el covid, cualquier cambio afecta a los mayores, y sólo puede combatirse con cariño y calor humano". Y el personal del centro los transmite. Lucía es una joven enfermera que confiesa "que sufre con sus enfermos y su enfermedad" y lo corrobora la auxiliar Pilar que afirma que "intento tratatarlos como si fueran mis abuelos, hablar con ellos, escucharles y darles cariño sobre todo estos dias que vivimos con más emoción". Su jefa, también de nombre Pilar, lo corrobora y añade que "ellos te dan más de lo que tú les das y esa es la compensación que nos llevamos a casa".

Este 25 de diciembre, el centro covid se ha decorado con motivos navideños. "El personal se ha volcado como si fuera su casa -cuenta Mariano- haciendo adornos con trabajos manuales con los abuelos, colocando el árbol, decoración en los cristales de las habitaciones, y tenemos hasta un photocall"

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Para los 62 residentes actuales, todos infectados, trabajan en el centro covid de Casetas 72 auxiliares y 20 enfermeras, los médicos, 8, acuden a media jornada. Se amplió la plantilla tras quejas por falta de personal el pasado mes. En este lugar existe capacidad para albergar a 80 mayores, y su número va cambiando, pero entre la primera y la segunda ola han pasado por aqui casi 700. La estancia media es de 15 días aunque los hay que han permanecido casi dos meses. Llegan al dar positivo para ser aislados, y se van al segundo negativo...Aunque otros, 30 del total, no han tenido esa suerte. También aquí ha habido fallecidos, por el covid, sus complicaciones y otras patologias. "Los familiares no lo entienden -explica Pilar- pero el covid sigue matando. Pueden llegar bien, sin apenas síntomas y en dos horas empezar la dificultad para respirar, y en otras dos, haberse generado una neumonía"

Pero quedan otras alegrías. En estas fechas, la comida se convierte en el mejor momento del día. Nos lo cuenta Marta, que es la encargada de hablar con el catering y organizar que, para estos dias, los menús sean especiales. "Van a comer cremas de setas, asados, postres más elaborados" cuenta explicando que la comida es "un momento memorable". Precisamente Zacarías, residente y hermano escolapio, es cocinero en su congregación. Cuando se infectó, confiesa que no quería dejar su residencia para aislarse en un centro covid, pero "ahora estoy estupendamente, nos tratan muy bien" dice.

Al final del cuarto donde estamos, una chimenea de pega podría ser el pasillo por donde, un día como éste, bajara Papa Noel. "Si lo hiciera -dice Mariano Fago, el director- le pediría que la sociedad fuera más responsable para que esto acabara pronto". Ojalá.

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