Sociedad

Inocentes

La firma de María José Aguilar Idáñez, Catedrática de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universidad de Castilla-La Mancha

María José Aguilar / Cadena SER

Albacete

Han pasado justo 21 siglos y seguimos matando inocentes. Muchos más de los que un rey llamado Herodes mandó asesinar hace unos dos mil veinte años.

Hoy, en España y desde España, seguimos matando a miles de inocentes.

Lo hacemos de forma rápida, con nuestras bombas, que matan a los niños y niñas en Yemen y otros lugares del mundo donde exportamos muerte y violencia extrema. Las bombas y las armas nunca han sido ni serán herramientas de paz, sino de muerte y violencia.

Matamos también a miles de inocentes de forma lenta, como al resto de niños y niñas yemeníes que las bombas españolas no han matado rápidamente, pero que mueren igualmente, de manera lenta, porque el gobierno de España no levanta en bloqueo que mantiene hacia ese país.

Matamos también lentamente a miles de inocentes en las numerosas residencias de España en las que se tienen encarceladas en habitaciones de 14 metros a personas mayores y discapacitadas, a las que se les niega la movilidad dentro de la propia residencia o sus jardines. Personas que no están enfermas ni contagiadas, que han dado negativo en sucesivas PCR, pero a las que se está matando lentamente al impedirles algo tan sencillo y poco arriesgado como pasear al aire libre sin salir de su residencia. Las denuncias que algunos juzgados han admitido a trámite, no se resolverán hasta dentro de mucho tiempo, y mientras tanto seguiremos matando inocentes.

Lenta o rápidamente, el resultado es el mismo: la muerte de miles de inocentes. Pero esta vez, a diferencia de lo ocurrido hace 21 siglos, todos seremos culpables: unos por acción y otros por omisión.

 
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