Gerontofobia y aporofobia
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Alicante
Yo creo que dos de las palabras del año han sido gerontofobia y aporofobia. Evidentemente, en lo positivo también ha habido mucho altruismo y mucho esfuerzo colectivo para salir de esta terrible pandemia.
Pero, si todos lo estamos pasando mal, los más mayores y los pobres de toda la vida han sido colectivos especialmente vulnerables a los que, además, se les ha dado la espalda en cierta medida. Fíjense cómo han muerto muchas personas por el hecho de vivir en residencias de ancianos o esas colas del hambre que se repiten en todas las grandes ciudades.
También es cierto que la ciudadanía ha liderado -por delante de las administraciones- la movilización para dar de comer a quien nada tiene y que se han buscado soluciones -el Ejército ha llegado a acudir a esos centros- para acabar con el virus en las residencias de ancianos. Con resultados, por cierto, desiguales.
Gerontofobia y aporofobia no significan -o no solo significan- miedo a ancianos o pobres, sobre todo, implican rechazo a ambos colectivos.
Y ese desprecio, un tanto irracional, pone de manifiesto un mal de esta sociedad. No puede parecer que ni los mayores ni los pobres no importen e, incluso, se tomen decisiones políticas para invisibilizarlos; como con la ordenanza de convivencia de Alicante.
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