Ecologistes en Acció reclama mayor protección para impedir que las águilas perdiceras se electrocuten

A finales del año 1975, Félix Rodríguez de la Fuente le dedicó un capítulo de su recordada serie 'El hombre y la Tierra' al águila perdicera. Entonces, hace 45 años ya se encontraba en riesgo de extinción. Pasado el tiempo, los tendidos eléctricos, los ahogamientos en balsas de riego y antiincendios, la caza y los envenenamientos provocan que la población de una de las grandes rapaces que habita nuestro país no haya mejorado.

De todas estas causas, la que causa una mayor mortandad de estas aves es la electrocución. Por ello, desde Ecologistes en Acció ha elaborado un informe en el que reclaman a la Generalitat Valenciana que las águilas perdiceras dejen de estar catalogadas como especies 'vulnerables' y pasen a catalogarse como 'en peligro de extinción' como establecen otras regiones como Castilla-La Mancha, Murcia o Aragon.  De esta forma, se tendrían que activar los planes de conservación y gestión del ave, según el autor del informe, Josep Bort, quien afirma que la población ha disminuido en un 30 % desde 2005 y solo quedan unas 70 0 75 parejas.

La realidad de estas aves también es distinta entre las tres provincias de la Comunitat Valenciana. Solo en Alicante su población se mantiene estable estos últimos años.

Bort recuerda que las rapaces se ubican en la cumbre de la cadena trófica alimenticia y son responsables directas del control de la población de las especies que se sitúan por debajo de ellas. Es decir, la existencia de estas aves demuestra que el ecosistema goza de una buena salud.

Entre las grandes rapaces de nuestro país, la perdicera, a diferencia del águila imperial ibérica o del buitre negro, es la que más cerca se encuentra del peligro de extinción.