Fragilidad

Córdoba

Había pensado escribir una carta a los Reyes Magos, pero si algo he aprendido este año es que no están los tiempos para juegos.

Este año que termina será posiblemente el año más raro de nuestra vida. Es casi como un año de realidad paralela.

Este es el año en el que lo que pensábamos que era una gripe se convirtió en una pandemia con más de 80 millones de personas enfermas y casi dos millones de fallecidos.

Este es el año que descubrimos que podíamos perder derechos tan básicos como salir a la calle, ver a quien quisiéramos o manifestarnos.

Este es el año en que nos dimos cuenta de que en seis meses se puede volatilizar el 20% del PIB y perderse un millón de puestos de trabajo, tirando por la borda lo conseguido en los últimos cuatro años.

Este es el año que descubrimos que tenemos un Gobierno central y diecisiete formas de gobernarnos, como si el virus entendiera de fronteras y de identidades nacionales.

También es el año en el que caímos en la cuenta de que realmente los vascos y los catalanes son más ciudadanos que los demás, pues ellos gobiernan y marcan las leyes para todos, pero nosotros no podemos opinar sobre lo suyo.

Este es el año en el que se nos rompió definitivamente en añicos el mito de don Juan Carlos con su vergonzante exilio.

Este es el año que vimos un gobierno al que le va más el postureo que la realidad y la reflexión, que anda muy justito de conocimientos de economía y de derecho, pero que domina “Juego de Tronos” y el tuiter.

Este es el año en el que descubrimos que no tenemos un sistema sanitario entre los mejores del mundo, sino un buen e incompleto sistema sanitario mal gestionado, porque somos el tercer país del mundo con más fallecidos por cien mil habitantes.

Este es el año que descubrimos que la tecnología es mucho más que Whatsapp y que sirve para más que para ver películas de pirateo, aunque no puede hacerlo todo.

Este es el año en el que la propaganda política ha ganado la partida a la información, cuando una caja de corcho blanco con una pegatina del Gobierno ocupa 15 minutos en un telediario, pero 100 muertos ese día no son noticia. Como si en una guerra lo importante fueran las cajas de balas y no los soldados y los muertos.

Este es el año en el que descubrimos a quién queremos realmente porque es aquel o aquella de los que echamos de menos sus abrazos.

Este es el año que descubrimos las contradicciones y las fragilidades nuestras y de nuestra sociedad. El año que ha retratado nuestras miserias y nuestros heroísmos.

Este es el año en el murieron 70.000 conciudadanos de que era una gripe, descubrimos que tenemos unos políticos que no nos merecemos y que los que realmente hacen grande a este país son las cajeras de los supermercados, los repartidores, los sanitarios y sanitarias, las profesoras, la policía, los militares, los obreros de la construcción y los trabajadores de todos los sectores, la gente de a pie que cada día cumple con su obligación.

Este que termina es un año raro, porque es el año que descubrimos que somos como especie, como sociedad y cada uno de nosotros, frágiles.