La radio está en lo que no se oye
Ahora mismo no sé si usted me está escuchando o leyendo, y solo agradezco que no me esté viendo

"La línea roja" de Matías Vallés (11/01/20)
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Palma
Empecé en la radio hace casi veinte años porque estaba harto de que todos mis colegas me dijeran que “la radio era ora cosa”, dándome a entender que no tenía nada que ver con el periodismo escrito que estaba acostumbrado a practicar.
En lo que mi experiencia tenga de valor, la radio no era demasiado diferente de lo que venía haciendo hasta entonces, y el imperio progresivo del periodismo digital se traduce en una ensalada indistinguible.
Ahora mismo no sé si usted me está escuchando o leyendo, y solo agradezco que no me esté viendo.
Con todo, subsisten las diferencias.
Las radio envenena a sus oficiantes con más energía que cualquier otro medio.
Empiezas a hablar y no querrías dejarlo, Aznar decía refiriéndose a Jaume Matas que no hay nada más peligroso que ponerle un micrófono delante a un político, pero me parece que esta sentencia tiene validez para muchos otros seres humanos en apariencia más civilizados.
Y la cualidad suprema de este medio consiste en que la radio está en lo que no se oye
Es un secreto que los llenadores de páginas o de minutos jamás llegaremos a dominar, nos vence la ansiedad del folio en blanco y del segundo en blanco.
El silencio confiere más carisma que la voz impostada, ese momento en que la radio no se oye, pero cómo se escucha.




