Sociedad

Los hosteleros de la Ribera, cabreados con la Junta por sus nuevas restricciones

Entienden que son el sector señalado siempre que aumentan los casos, se les obliga a echar el cierre y a cambio no perciben incentivos o ayudas

Se preguntan por qué tienen que pagar las consecuencias cuando los datos comarcales no están a la par que la media regional

ASOHAR y Ayuntamientohan emitido un comunicado conjunto pidiendo que Aranda sea tenida en cuenta de una manera independiente

Bar Jamari / Facebook

Aranda de Duero

No pueden más y así lo han hecho saber. Los hosteleros vuelven a tener que enfrentarse este miércoles, por enésima vez, a nuevas restricciones de aforos que cuestionan su supervivencia. Son el sector más señalado por las administraciones a la hora de imponer cierres. Han tenido que echar la verja en reiteradas ocasiones, y en las próximas horas, se verán abocados a solo poder atender a un 50% de su terraza. La Junta, desde este miércoles, obliga a todos los hosteleros de las provincias que no tenían restricciones -todas excepto Ávila, Segovia y Palencia- a tomar estas medidas que no comparten. Y lo cierto es que es un sinsentido que solo se permita la apertura de terrazas cuando una ola de frío azota la región, con temperaturas más bajas de lo ya habitual.

Este mismo martes, ASOHAR y el Ayuntamiento de Aranda han emitido un comunicando mostrando su rechazo hacia estas medidas. Dicen que han estado "desprotegidos en todo momento por parte de la administración regional" y que las nuevas restricciones "suponen otro duro revés económico para unos negocios ya muy afectados". Unas restricciones que no entienden porque "la situación epidemiológica en concreto en nuestra ciudad continúa en su trayectoria a la baja siendo la incidencia acumulada mucho más baja que en el resto de la región", por lo que piden "que nuestra ciudad sea tenida en cuenta de una manera independiente". Ese cabreo de la hostelería lo reflejaba este martes en los micrófonos de la SER Diego Pascual, del Bar Jamari.

"Yo no sé si se ríen de nostros o no. Con qué fin llegan a dar estas restricciones. Me he levantado hoy a las siete de la mañana para ir al bar con -16 grados... ¿Qué pretenden, que te ponga cafés y churros en la calle con esas temperaturas? La situación de cada bar es diferente, pero es muy complicado esto para todos. Nadie se imagina lo que pasa por la cabeza de cada uno. Yo tengo nueve empleados por ejemplo. Y ahí hay otros nueve daños colaterales, con sus respectivas familias. Y los préstamos y deudas, todo sigue fijo. El día uno se paga. Y todo se hace cuesta arriba, porque una ayuda que te dan no sirve ni para pagar a un camarero. Yo hay días que vivo de paracetamol", explica.

Y es que había una relativa esperanza por parte de los hosteleros de que los datos no tan negativos de Aranda y la provincia propiciaran que las restricciones no se aplicaran. Una esperanza que acabó truncada. "Casi no hay palabras para describir la noticia. Todo son preguntas sin respuestas. Esta mañana a primera hora se ha oficializado. Yo tenía la esperanza de que Burgos se iba a salvar por sus buenos datos y estadísticas, pero nos han echado para atrás otra vez, y esto ya se hace muy pesado. Hablas con muchos hosteleros y se nota que hay mucha gente enfadada. Nos cierran un mes, trabajas otro mes, y te vuelven a cerrar. Te da rabia porque cuando realmente Aranda ha estado mal, se ha cerrado. Si nosotros hemos estado mal hemos cerrado, pero ahora mismo estamos cerrados. Es esa rabia de cuando interesa sí, cuando interesa no", asevera.

"Es complicado explicarlo porque la gente ve un bar desde fuera con las puertas abiertas. Hay mucho género comprado que de un día para otro ya deja de servirte. Empleados y camareros que te preguntan qué va a pasar. Nosotros tenemos entre 18 y 20 proveedores diferentes. Un bar o un restaurante, cualquier cosa que sea hostelería, mueve muchísimo, sobre todo Aranda. Ahora mismo más de 400 locales cerrados, cuánto dinero no se va a dejar. Se va a hacer mucha pupa con esto", explica Pascual.

El gerente de Jamari también muestra la rabia de tener un lugar higienizado y que cumple las respectivas normas sanitarias, para que al final sea el primero en tener que echar el cierre. "Cada día atiendo a gente que no sé si es positivo o negativo. Y no vienen con un cartel en la frente, por eso desde el primer día de mayo que abrimos, nos dedicamos a desinfectar todo. Y desde el primer día aplicamos un protocolo, e hicimos como profesores cada vez que entraba un cliente para explicarle cómo tenía que obrar en el bar. Más que camaremos parecemos policías. A mí me da mucha rabia que todo este tiempo nos hayan exigido tanto y realmente a la hora de la verdad cuando se ve que el foco de contagios puede ser cualquier sitio, se esté siendo tan estricto", asevera.

Por último, Pascual -al igual que los hosteleros- se centran en las pocas ayudas que reciben por parte de la administración regional. "Castilla y León daba una ayuda de 400 euros. No pago ni el Canal Plus con eso... ¿Para mí que tienes que pagar un local, tu casa, tus gastos, qué es eso? Yo no tengo un ERTE. Y en el momento en el que tú das un servicio ya no tienes esa ayuda. Y yo era uno de esos de los que quería invertir en una terraza cómoda para sobrevivir en el invierno, y a pesar de eso las dificultades son extremas. Los cerramientos no valen. Y esa inversión hecha entonces, ¿ahora en qué queda? Que no nos tomen el pelo, y que nos ayuden", sentencia.

La charla al completo con Diego Pascual puede reproducirse en el siguiente audio.

Los hosteleros de la Ribera, cabreados con la Junta por sus nuevas restricciones

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