Las cárceles catalanas desafían al Supremo y vuelven a proponer el tercer grado para los condenados del Procés
La Generalitat tiene dos meses para decidir si ratifica la semilibertad de los líderes independentistas
Barcelona
Las cárceles catalanas desafían al Supremo y vuelven a proponer el tercer grado para los condenados del procés. Los técnicos de las tres cárceles donde se encuentran los líderes independentistas, la prisión de Wad-Ras, la cárcel de Lledoners i la de Puig de les Basses, proponen la semilibertad para los nueve encarcelados.
"Estar encerrado debe ser una medida extrema, el último recurso; la prisión no es un espacio para el castigo o la venganza", ha concluido el secretario de Medidas Penals, Amand Calderó, el responsable de las cárceles catalanas. Ahora la Generalitat tiene dos meses para ratificar esa decisión y hacer que los condenados vuelvan a salir.
Las juntas de tratamiento de las tres cárceles se han reunido a la vez a las 9 de la mañana y han puesto "en la balanza", por un lado, el criterio del Supremo que, hace poco más de un mes, el 4 de diciembre, tumbó sus salidas por consideraba "prematuras". Además, el Supremo advirtió a la administración penitenciaria catalana que no quería repetirlo y la acusó de "vaciar de contenido la sentencia" bajo el disfraz de tratamiento penitenciario.
Por el otro, han valorado la "conveniencia" del tercer grado y el hecho que todos los condenados habrán cumplido una cuarta parte de la condena este 11 de febrero, según ha explicado Calderó.
Los técnicos han resuelto con dudas, puesto que, en la mayoría de casos, no ha habido unanimidad. Solo en el caso de l'exconsellera Dolors Bassa y de los líderes sociales, Jordi Cuixart i Jordi Sánchez, las juntas de tratamiento han propuesto sin fisuras el tercer grado.
En el resto de casos (el del exvicepresidente Oriol Junqueras, la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell i los exconsellers, Jordi Turull, Josep Rull, Raül Romeva i Joaquim Forn), se han pronunciado por mayoría. Una decisión, que según el secretario, es fruto de "un trabajo técnico, sin connotaciones políticas, independiente y riguroso".
El secretario Amand Calderó asegura que "no hay ningún impedimento legal para darles el tercer grado" y que, si lo merecen, iría en contra de la ley mantenerles en un grado más restrictivo ya que la cárcel debe ser, dice, "un lugar para la rehabilitación, se piense como se piense".
Insiste que "el tercer grado no es un eximente de la pena, sino una forma de cumplimento". En un discurso de marcado tono político, Calderó ha asegurado que "ninguna clasificación de ninguna cárcel puede resolver un conflicto político". "El problema no es qué hacen [los condenados del procés] en la cárcel; el problema es que un tribunal les ha enviado a prisión", ha sentenciado.
El pasado 14 de julio, la Generalitat ratificó las salidas en tercer grado de los líderes independentistas. A petición de la Fiscalía, a las pocas semanas quedó suspendido por la juez de vigilancia penitenciaria. El ministerio público llevó las salidas al Supremo, en tanto que tribunal sentenciador, que tumbó definitivamente las salidas.
A partir de este momento, se repite el mismo proceso. En las próximas semanas, la Generalitat debe ratificar o no este tercer grado (lo hace en la mayoría de casos), dando paso a un inminente recurso de la Fiscalía. Desde el momento que el Govern dé el visto bueno a la semilibertad de los presos, los líderes independentistas podrán salir hasta que se pronuncie el juzgado de vigilancia penitenciaria. En última instancia, la decisión quedará, de nuevo, en manos del Supremo.