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El Sporting se despide de la Copa con honor y con polémica

Un penalti no pitado en los primeros compases condicionó un encuentro en el que el equipo gijonés plantó cara a un rival de Primera División

Los jugadores rojiblancos se desesperan tras el penalti no señalado a favor del Sporting. / Juan Llavio / Real Sporting

Gijón

No hace falta ser muy listo ni tener dotes adivinatorias para pronosticar determinadas cosas. Los trescientos aficionados sportinguistas que este domingo volvieron, diez meses después, a El Molinón sabían que lo normal era que en la segunda parte refrescara, que lo normal era que el partido lo ganara el Betis y que De Burgos Bengoetxea la liaría, perjudicando al Sporting. Y todo se cumplió. La tarde, aunque relativamente agradable, se volvió más fresca con el paso de los minutos, el equipo gijonés plantó cara pero no pudo con un rival superior y el árbitro, para no perder la costumbre, volvió a indignar a los sportinguistas, especialmente con el penalti favorable al equipo rojiblanco que el colegiado vasco no pitó con 0-0 en el marcador y que podía haber cambiado el guión del partido. El VAR, tan denostado en ocasiones, le hubiera sacado los colores probablemente al colegiado especialista en permitir que los rivales del Sporting entrenen el toque de balón, pero con la mano, sin guantes de portero.

No es fácil lo que ha hecho el equipo de David Gallego en esta Copa del Rey, salvando dos eliminatorias con el equipo en cuadro y, prácticamente con lo mismo, dar la cara ante todo un Betis pese a jugar con diez durante 70 minutos. Le faltó al equipo más fortuna con la designación arbitral y un poco más de acierto de cara a gol, una asignatura pendiente que en la segunda mitad le impidió darle un poco más de salsa al partido. Los dos mano a mano con el portero perdonados de forma casi imperdonable por Cumic y Pablo Pérez dan buena cuenta de la falta de mordiente de la plantilla. El día que Djuka no marca, el Sporting necesita que se alineen todos los astros para aspirar a algo más que el empate a cero.

El serbio sí logró un gol a los cinco minutos de partido pero estaba adelantado y el gol, justamente, fue anulado. Fue la única decisión arbitral que no se discutió por parte de unos aficionados que acabaron aplaudiendo irónicamente cada vez que De Burgos Bengoetxea pitaba una falta favorable al Sporting. De haber sido en LaLiga, otro gallo hubiera cantado.

A los 17 minutos Víctor Ruiz tocó claramente con la mano, separada del cuerpo, un disparo de Cumic que buscaba portería. El colegiado vio perfectamente la acción, pero para sorpresa de todo el mundo no señaló penalti, cumpliendo con la premisa de que el reglamento se flexibiliza para los rivales del Sporting cuando tocan el balón con la mano o el brazo en su propia área. Aunque hay que admitir que al lado del despeje de Truyols, esta fue bastante más discreta.

Cierto debate, aunque menos discusión, generaron el resto de polémicas arbitrales. El propio David Gallego admitía tras el partido la justicia de la expulsión de Marc Valiente por una entrada temeraria sobre Canales solo tres minutos después del penalti no pitado. La temporada del central catalán, entre lesiones y errores, está siendo para olvidar.

Desquiciados por las circunstancias, los jugadores rojiblancos vieron precipitarse los acontecimientos. En solo cuatro minutos encajaron dos goles: Canales transformó un penalti discutible de Javi Fuego sobre Diego Lainez (de esos que los árbitros con cierta mano izquierda no pitan, en el que el asistente apreció un leve pisotón) y el prometedor Rodri, tras una gran acción individual, batía a Cristian Joel con un gran toque con la derecha.

Muy diferente fue la actitud de los dos equipos al quedar el partido prácticamente visto para sentencia. El Betis se relajó, al tener los deberes hechos, mientras que el Sporting decidió no rendirse. Los rojiblancos fueron mejores en muchas fases de la segunda parte y, principalmente a la contra, tuvieron varias ocasiones peligrosas. Les faltaron recursos, tanto a Cumic como a Pablo Pérez, para superar a Joel Robles y darle alicientes al partido, que sirvió además para que varios de los afectados por COVID recuperaran sensaciones de competición; Manu García, Nacho Méndez y Pablo Pérez disputaron sus primeros minutos tras pasar el trago.

La eliminación de la Copa del Rey, aunque genere rabia por las formas, no es ningún drama para un Sporting que debe centrar todos sus esfuerzos en LaLiga, donde las cosas están saliendo bien. La otra lectura buena es no volver a cruzarse, en algún tiempo, con De Burgos Bengoetxea. Si el Sporting sube a Primera, será otro cantar. Aunque queda una posibilidad: que cuando los rojiblancos asciendan, este colegiado haga el camino inverso.

David González

David González

Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...

 
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