'No seas marrano', por Pepe Belmonte

Murcia

'No seas marrano', por Pepe Belmonte

Al pueblo español no hay quien lo entienda. Nunca se sabe cuál de sus dos caras es capaz de ofrecer: la de país ingobernable y vivalavirgen o la de gente educada, valiente y brava que no se arredra por nada ni ante nadie, como ha demostrado a lo largo de la Historia.

Así se entiende la proverbial frase que se le ha atribuido a Otto Von Bismarck en la que este político alemán aseguraba que España era, sin duda, la nación más fuerte, puesto que siempre ha intentado autodestruirse y nunca lo ha conseguido. "El día que dejen de intentarlo –concluía el famoso estadista- volverán a ser la vanguardia del mundo".

Todo este preámbulo viene a cuento porque, de un tiempo a esta parte, vengo observando gestos y acciones propios de un país de bárbaros y sin conciencia alguna.

Así, por ejemplo, desde que algunas grandes superficies decidieron dejar completamente libres, sin necesidad de utilizar una moneda para hacerse con ellos, los carritos de la compra, la gente, ciertas personas, ha respondido a ese gesto de confianza, haciendo de su capa un sayo. O lo que es lo mismo: dejando los carritos, tras guardar la compra, abandonados a su suerte, en lugares en donde podrían provocar accidentes, en vez de devolverlos a su lugar de origen.

No se tardará, me temo, en volver a verlos amarrados con cadenas. Volveremos de nuevo al candado y a la necesidad de dejarlos en su sitio para poder recuperar así esa moneda que parece extraída de la bolsa de Judas.

Por no hablar de las mascarillas. Todos sabemos la importancia de arrojarlas, una vez cumplido su cometido, en lugares seguros, por el contagio que podrían acarrear. Sin embargo, somos todos testigos de esa falta de escrúpulos cuando las tiran al suelo, de igual manera que se lanzan las colillas o los papeles, sin recato ni vergüenza alguna.

Al final, miren por dónde, va a tener razón el defenestrado concejal Roque Ortiz, el autor de aquella campaña, que se debería retomar con urgencia, del NSM, es decir, "No Seas Marrano". Sin menosprecio para estos animalicos que son infinitamente más curiosos que muchos de esos otros animales de dos patas y poca sesera.