Fue bonito mientras duró: la primera parte

Valencia

Medio partido. Ni más ni menos. Eso es lo que duró lo bonito. La primera parte. Y unos minutos de la segunda: hasta que Suárez marcó el segundo gol del Atlético. Antes, el Valencia había sorprendido con su la excelente ejecución del plan que Gracia había diseñado para medirse a la máquina de matar, que es un Atlético que desprende un fuerte aroma a campeón de Liga. Vamos, todo lo contrario de un rival que se presentaba en el Metropolitano con la fragilidad e irregularidad que definen a un Valencia, que lejos de compartir objetivos con los colchoneros ahora pelea por no bajar a Segunda División.

Así de triste, pero qué rabia da pensar que hace un par de años ambos clubes compartían la zona más noble de la clasificación y, con diferentes gestiones, han terminado de forma bien diferente. El Valencia y su situación ruinosa, no nos cansaremos de decirlo, por obra y gracia de Peter Lim y Anil Murthy.

El plan de Gracia consistía en darle el balón al Atlético y presionarle con las líneas bien juntas, llamando la atención una defensa muy adelantada, para robar y buscar la portería de Oblak. El plan salió y el Valencia sorprendió adelantándose en el marcador con un golazo desde fuera del área de Racic. Está demostrando que es una de sus especialidades, como lo había demostrado hasta ahora estrellándose siempre con la madera. Hasta que éste entró.

Significativo el abrazo del serbio con Gracia, queriendo decir algo más que ese agradecimiento por insistirle en tirar que dijo el propio Racic tras el partido. Es el símbolo de la unión vestuario-cuerpo técnico, creando una isla de supervivencia en medio del desastre que es este club desnortado, con un dirigente temerario como Anil Murthy.

El único borrón del Valencia en la primera parte le costó caro. Un despiste de Correia en un córner terminó con el gol del empate de Joao Félix. Este desliz acabó suponiendo una señal de lo que iba a venir en la segunda parte. Tras el descanso, lesión muscular de Diakhaby y una contra letal del Atlético que terminó con gol de Luis Suárez, con la ayuda de Gabriel y su 'yenka' en carrera. Fue el principio del fin. A partir de ahí, la teoría y la dura realidad cayeron por su propio peso.

El Atlético se puso en modo arrollador y se aprovechó de un rival que volvió a mostrar su lado más frágil y pobre. Estaban frente a frente dos equipos a dos velocidades distintas y se ponía de manifiesto la potencia y la profundidad de plantilla del principal candidato al título frente a un Valencia en apuros. El gol de Correa fue la puntilla. ¡Qué lástima que el partido durase 90 minutos y no sólo 45! ¡Y qué lástima tener unos gestores en el Valencia que le han alejado del Atlético años luz!

Posdata: en los últimos minutos cayó con molestias musculares Correia; antes se marchó Diakhaby; Soler y Racic jugaron mermados 90 y 80 minutos respectivamente. Y el miércoles hay que jugar Copa en el Pizjuán ante el Sevilla, que es otro avión comparado con el 600 que es el Valencia. Y el sábado Valencia-Elche de Liga. Un duelo directo por la salvación, como los dos últimos partidos ante Valladolid y Osasuna. ¿Qué hacemos con la Copa? Yo lo tengo claro: segunda unidad. Y que se vaya rodando el flamante fichaje de enero: Piccini.