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El órdago de Gallego salió cruz

La controvertida apuesta por los jugadores que sacaron las castañas del fuego al Sporting durante el brote de COVID no dio resultado en Castalia

Manu García a punto de irse al suelo presionado por un rival. / LaLiga.com

Gijón

Probablemente nunca sepamos de forma fidedigna cuánto pesaron la meritocracia, la penalización, la ponderación de aspectos físicos o la demostración de autoridad en la mente de David Gallego para decidir el controvertido once con el que el Sporting saltó al césped de Castalia. Posiblemente hubiera de todo un poco. La realidad es que el resultado final fue un auténtico desastre. De Castellón el Sporting no solo se trae una derrota, sino también el primer debate en torno a un entrenador idolatrado (con razón) hasta la fecha. Su ánimo de premiar a los que le han sacado las castañas del fuego en las últimas jornadas resultó más un castigo para ellos y para el propio Sporting, constatándose una vez más que, incluso en sus peores versiones, muchos de los afectados por el brote de COVID son los mejores del equipo. El mérito de Gallego en una temporada nada sencilla es indudable y una decisión, por errónea que pudiera resultar, no puede emborronar su trayectoria, aunque el debate es inevitable. Y no solo está en la calle: dentro del propio club generó gran sorpresa el planteamiento del técnico.

La decisión no era fácil. Es un hecho constatable que la COVID-19 deja una merma física en cada infectado y que los futbolistas no son menos. Consciente de que los afectados por el brote no estaban al cien por cien, el entrenador podría haber apostado por repartir los minutos: que algunos agotaran el depósito desde el inicio y que otros fueran entrando en el tramo final. Pero Gallego lo tuvo claro y el panorama parecía el mundo al revés: los mejores en la grada y los hasta hace poco justificadamente suplentes, sobre el césped.

El partido empezó cruzado para el Sporting. A los cuatro minutos, en su enésimo intento de los últimos años, Djuka emuló uno de sus primeros goles con la camiseta rojiblanca, de chilena, con la mala suerte del fuego amigo: la inconveniente posición adelantada de Cumic, que hizo un amago de disputar la pelota, supuso la anulación del gol de su compatriota.

Se adelantó el Castellón en el minuto 19, en un centro lateral bien botada por Marc Mateu, mal defendido por parte del Sporting e inapelablemente rematado de cabeza por David Cubillas. Sin embargo, la posición del delantero albinegro parecía, cuando menos, dudosa. Nada que ver, desde luego, con la imagen que ofreció el VAR y que aparentemente no se parecía en nada a lo visto en directo. Inexplicable.

Sigue siendo el Sporting un equipo negado en ataque, salvo cuando a Djuka se le ilumina la bombilla. La dependencia goleadora casi exclusiva de un solo futbolista es algo muy peligroso. En el Sporting, ocurre. El pichichi no marcó en Castellón, aunque tuvo una buena ocasión para hacerlo. Esta vez se le apagó la luz en un mano a mano con el portero. Del resto, solo lo intentaba Cristian Salvador, que estrelló un balón en el palo tras un despeje del portero y que, de cabeza, envió cerca del palo otra buena ocasión.

Nada más comenzar la segunda parte Gus Ledes marcaba el segundo gol local, con un zurdazo ante el que Christian Joel pudo hacer algo más.

Penalti desperdiciado

Tuvo el Sporting ocasión de recortar diferencias en un penalti sobre Carmona, pero como muchos temían dado su mal momento, el balear lo desperdició, al adivinarle el guardameta la intención. Queda por saber lo que habría pasado en caso de haberlo metido, porque pese a las claras advertencias del colegiado, varios jugadores del Sporting estaba metro y medio dentro del área cuando Carmona golpeó el balón. Aunque ya sabemos por experiencia que el VAR, en esos casos, actúa de forma arbitraria.

Los rojiblancos (inexplicablemente vestidos de morado una vez más) tenían el balón, pero con escasísima profundidad, que es lo más parecido a no tenerlo o a tenerlo para nada. Intentó David Gallego darle un giro al partido con las entradas de Manu García o Pedro Díaz, aunque nada cambió. El Sporting se volvió de vacío de Castalia, que sigue siendo un campo gafe. Lo mejor de todo es que los días van pasando y el regreso de los futbolistas que marcan la diferencia ya tiene que estar obligatoriamente más cerca. Será el momento de agradecer, pero no de premiar, los servicios prestados a aquellos que han dado la cara en un momento crítico pero que están muy por debajo del nivel de otros.

David González

David González

Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...

 
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