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Palencia

Palencia va cada día peor en el aspecto económico. Además, esta pandemia ha venido a agravar más, si cabe, esta situación. Pocas son las empresas que se libran y pueden proclamar que su cuenta de resultados sigue avanzando, año tras año, y que tienen un porvenir halagüeño.

Darse un paseo por la Calle Mayor es comprobar lo mal que estamos. Cada día, este termómetro de la actividad comercial, nos anuncia con más y más locales vacíos que esto no va nada bien. Me gustaría tener la solución para este problema, pero no soy economista, así que solo puedo aportar alguna sugerencia.

Si miramos en la provincia, podemos observar que allí dónde existe un sector industrial, más o menos importante, se mantiene la población y, por tanto, la actividad del sector servicios. Palencia capital apenas cuenta con un sector industrial pujante. La mayor empresa es FASA, que se nutre de muchos trabajadores que vienen de Valladolid y, que acaba de anunciar, un plan de recortes para el futuro que seguro que en algo nos afectará.

Lo único que se me ocurre es crear un buen y gran polígono industrial, con precios del suelo económicos y con ayudas de todas las administraciones, para incentivar el asentamiento de empresas potentes.

Algo tienen que hacer nuestros gobernantes, el sector servicios, que es el mayoritario en la ciudad, agoniza sin remedio. El sector comercial y el sector de la hostelería y la restauración están a punto de emprender un camino sin retorno y, si no lo remediamos, en pocos años, Palencia pasará a ser una ciudad fantasma.

Muchos bares y restaurantes no van a volver a abrir sus puertas, también la mayoría de agencias de viaje, de las peluquerías, algunas guarderías, muchísimos comercios de ropa, etc., están echando la persiana de forma definitiva.

De todos los casos conocidos, permítanme que me refiera en especial al caso de ZARA por motivos personales. Hace cuarenta años era la primera cadena de moda importante con precios bajos que se instaló en Palencia y fue toda una revolución del sector comercial.

Recuerdo que yo era un adolescente y tenía arduas discusiones con mi madre cuando tocaba ir a comprar ropa. Siempre tenía que ir a los comercios bajo su supervisión, lo que suponía que nunca podía escoger lo que a mí me gustaba, sino lo que ella quería.

La llegada de ZARA me permitió echarle un órdago a mi madre. Un día que ella quería que me comprase una cazadora, conseguí convencerle de que me diese el dinero y que ya iba yo a comprarla donde siempre. Ella accedió. No le dije nada y me fui directamente a la tienda en Bigar Centro. Me compré una cazadora, una camisa y un pantalón y aún me sobró dinero. Cuando llegué a casa la sorpresa de mi madre fue mayúscula y más aún cuando le conté donde lo había comprado, pero no le quedó más remedio que aceptar que su hijo pequeño ya podía ir solo a las tiendas y admitir que no se manejaba tan mal.

Esta es mi anécdota, pero estoy seguro de que a muchos palentinos les sucedió algo similar. Evidentemente, el paso de los años, la enorme competitividad que hay en este sector, incluso por marcas de su mismo grupo, las tiendas on-line, la cercanía a Valladolid y un sinfín de causas más, han obligado a realizar un cierre, que ya se había previsto hace tiempo. Pero a pesar de esta clausura tengo que decir: gracias ZARA, siempre guardaré un bonito recuerdo de tu paso por nuestra ciudad.