Los Don Perfectos de la pandemia
Hace falta valor para imponer multas de decenas de miles de euros a ciudadanos gritones que no han agredido a nadie, que no pueden pagarse un abogado, que no son obispos y a quienes el Estado no puede ni vacunar

"La línea roja" de Matías Vallés (29/01/21)
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Palma
Un Macron un poco alterado acaba de definir a Francia como “un país de 66 millones de fiscales”.
Es un buen momento para recordar que en Balears somos más de un millón.
Hace falta valor para imponer multas de decenas de miles de euros a ciudadanos gritones que no han agredido a nadie, que no pueden pagarse un abogado, que no son obispos y a quienes el Estado no puede ni vacunar.
Las multas aplicadas al amparo de la Ley Mordaza de Rajoy, y que remiten a las peores dictaduras, nos recuerdan que la pandemia ha creado un batallón de fiscsales o Don Perfectos, desde la policía de balcones hasta la autoridad confundida con el autoritarismo.
No paseo a las dos de la madrugada por Mallorca desafiando el toque de queda, pero una persona que camina a esa hora por la ciudad no es un criminal.
Llevo mascarilla, pero no me veo con ánimos de recriminar a que se la ponga a uns persona a quien me cruce por la calle, igual que nunca he protestado si alguien fuma en mi presencia.
Hace falta valor para increpar a un padre que baja a tirar la basura con su hijo, confinados ambos en un piso de 80 metros orientación norte.
Y como todo el mundo sabe, los Don Perfectos cumplen con la dieta, no fuman, pagan religiosamente sus impuestos y no tienen un gramo de grasa.




