Al Sporting se le ven las costuras

Gijón

Dar por bueno un empate sin goles en casa contra uno de los colistas nunca es buena señal. Al Sporting no le quedó otra que resignarse a sumar lo mínimo ante el Cartagena después de un partido que en ningún caso mereció ganar (es casi imposible chutando una vez, flojo, entre los tres palos) y que perfectamente pudo perder si el poste no hubiera repelido el misil lanzado por David Simón. El Sporting, con los más destacados recuperados del brote de COVID sobre el césped, dio muestras de un agotamiento que cabe esperar que sea más físico que futbolístico. Lo cierto es que la segunda vuelta ha empezado flojísima, con solo un punto sumado en dos partidos contra equipos que marchaban últimos.

El Sporting fue un equipo espeso, sin ideas, sin fluidez. La distancia entre líneas era abismal, con enormes problemas de un naufragado mediocampo para elaborar fútbol y conectar, ya no con el ataque, sino incluso con la propia defensa. Trataba el Sporting de elaborar desde atrás, desde la zaga, pero acaba recurriendo al pelotazo ante la falta de alternativas. En mitad del apagón, solo Manu García ponía algo de luz, protagonizando arranques individuales que el Cartagena solo era capaz de parar a base de faltas y que, por mucho que protestaran, generaba merecidísimas tarjetas amarillas a los jugadores visitantes (cuatro en la primera media hora). De poco le servía al Sporting, incapaz de generar peligro tampoco a balón parado.

Manu fue titular por primera vez después de superar el coronavirus, igual que Pedro Díaz, José Gragera y Diego Mariño. El sierense no ofreció, ni mucho menos, su mejor versión. Tampoco Gragera, al que ya antes de la infección cabía pedirle un paso más para no acabar quedándose en solo un proyecto de gran futbolista. La falta de precisión del canterano en muchos pases sencillos llega a provocar desesperación y, en algunos casos, sustos importantes. De Mariño, casi inédito en el partido poco se puede decir. En un análisis global, algunos escépticos pudieron entender una semana después los motivos de David Gallego para prescindir de todos los inmunizados en Castellón.

Pero llegados a este punto, Gallego tenía que asumir el riesgo. Lidia el entrenador con una plantilla tan corta, tan mermada de efectivos, que la sombra del desgaste empieza a aparecer. Especialmente preocupante resulta lo del ataque, sin alternativas goleadoras para Djurdjevic, ni en el banquillo ni por parte de sus compañeros. Resulta muy optimista pensar que el serbio va a repetir en la segunda vuelta los números de la primera y, si él no marca, el Sporting se queda a cero. El club se ha deshecho de todo delantero suplente en el actual mercado invernal, por ahora sin haber aportado Javi Rico un recambio. Y la segunda línea del Sporting está peleada con el gol. Y eso que ante el Cartagena Aitor García fue el único que hizo trabajar al portero Chichizola, con un disparo flojo entre los tres palos. No hubo más. Con ese bagaje ofensivo, es casi imposible aspirar a la victoria.

El resto de sus compañeros se conformaron con disparos desviados de media y larga distancia, especialmente en una fase del partido: el tramo final de la primera parte. Porque el inicio fue del Cartagena, un equipo con calidad y mucho carácter al que la clasificación no le hace demasiada justicia.

No solo el nivel futbolístico obligó a dar por bueno el empate; también la desafortunada expulsión de Aitor García, por un comentario malsonante que, probablemente, el asistente malinterpretó. El árbitro López Toca explicó en el acta que le había mostrado la roja directa al onubense por habese dirigido a su ayudante con la expresión "me cago en tu puta madre", mientras el jugador insistía en que se refirió a sí mismo lamentando una pérdida de balón. De la pericia de los letrados rojiblancos dependerá evitar el riesgo de que al extremo le puedan caer hasta cuatro partidos de sanción. A perro flaco...

2021 no ha empezado bien para el Sporting. El equipo sigue en playoff, aunque el ritmo de puntuación en el inicio de la segunda vuelta es muy pobre. Haber sumado un solo punto en una fase del calendario teóricamente propicia, contra dos equipos del fondo de la tabla, no es buena señal. Cabe esperar que sea un bajón puntual y que el equipo recupere el fuelle. Eso y que, el último día (para no perder la costumbre), Javi Rico invente algo y no deje la plantilla aún más cogida con pinzas de lo que está. Sin gol no hay paraíso. Y el Sporting va corto.