El Gran Teatro Falla es el Gran Hermano que todo lo ve durante el concurso. Sus rincones saben las mejores anécdotas de la fiesta. Sus paredes han sido testigo de las mayores alegrías y los más grandes sin sabores del Carnaval. Contaba la comparsa de los hermanos Márquez Mateo que cuando el teatro se quedaba vacío aparecían esos duendes coloraos que eran quienes custodiaban el teatro. Quienes sabían todo lo que pasaba allí. En SERxCuatro, de la mano del historiador gaditano, Santiago Moreno, conocemos los rincones más desconocidos del Gran Teatro Falla. Uno de esos rincones, en el que además no están permitidas las visitas es «El Contrafoso». Se encuentra 10 metros por debajo del escenario y tal y como explica Moreno consta de «dos subplantas de madera original de la construcción del Gran Teatro de 1910». Una de las curiosidades de esta construcción es que los pilares de madera que conforman el contrafoso fueron colocados por trabajadores de Astilleros que formaban parte del equipo de carpinteros que hizo la construcción del teatro. Cuenta Santiago Moreno que «una de las características que esconde es uno de los pozos de marea. Una típica construcción del S.XIX. Un pozo de agua salada y que llega filtrada del agua del mar, ya que el pozo de marea se encuentra por debajo del nivel del mar». Además de ese Pozo de Mareas, el subsuelo del Teatro Falla también esconde restos de la construcción primitiva. «El teatro tardó 25 años en construirse. El antiguo suelo es de suelo de barro y tras la restauración se decidió que se conservara como recuerdo de la construcción primitiva», reconoce el historiador, que además desvela otro de los secretos del escenario. Los ascensores que se utilizaban por ejemplo en los espectáculos de magia. Si subimos a la parte más alta del teatro podemos ver el auténtico techo del Gran Teatro Falla. Nos situamos justo sobre el fresco realizado por Arbazuza, una estructura similar al casco, al interior de un barco y en el que se aprecian «dos estilos arquitectónicos: Neo Mudéjar y arquitectura del hierro que a finales del XIX que era la última moda». Esta construcción realizada por obreros gaditanos se puede contemplar desde fuera del propio teatro, paseando por la ciudad, desde Ceballos al Mentidero. Otro de los rincones que se puede contemplar es El peine del gran teatro. «El lugar más inaccesible del teatro. Nos situamos sobre 18 metros del escenario» y cuenta Santiago Moreno que en el momento de la construcción del Gran Teatro se trataba de «uno de los escenarios más grandes de los teatros que había en España contando con 25 metros de largo por 18 de ancho». El Peine «es la zona más alta que tiene el teatro y los tramoyistas trabajan la escenografía. Es la zona más alta del escenario».