La firma de Ángel Martínez: Otro estilo de ver la vida

Aranda de Duero

Me gusta mirar por la ventana cuando me levanto, a veces a través de los cristales, otras abriendo y sintiendo la fuerza del viento (vivo en un sexto) o la suave luz del sol saliendo entre los tejados. Y esta simple actuación es como si se abriera la vida, las ganas, los deseos de ver, de oír, de oler el mundo, la realidad. Y yo no tengo un paisaje idílico, tengo los tejados y el cielo.

Hoy quiero recordar, traer, el comportamiento de un técnico un fin de semana. Se nos fue la televisión a las cinco de la tarde de un sábado. “No hay señal” decía el televisor. Miramos las conexiones, nos llamamos los vecinos y vimos que era algo general, de toda la comunidad. Nos habían colocado un nuevo equipo unos días antes para adaptarnos a las nuevas conexiones (nunca entenderemos eso de que venga un 5G y nos quite lo que tenemos, pero así es). Bueno, pues todos pensamos que hasta el lunes no habría solución. Llamamos a nuestro instalador, JMG, de Aranda (el que había colocado el equipo), y sin que ninguna máquina nos explicara ni nos pidiera la partida de nacimiento, recogió la llamada y a las 20.30 horas, los dos técnicos, padre e hijo, con su escalera al hombro, habían colocado un equipo provisional para enviar a la casa el deteriorado. Sin sobrecoste, con amabilidad, sencillez y rapidez, un sábado por la tarde.

¿Por qué se están perdiendo estas formas de solucionar los problemas? En todo: en sanidad, en la administración, en las averías, en los seguros…

Este joven técnico y su padre, nos habían solucionado un problema que si no era vital, sí permitía pasar el fin de semana con esa ventana abierta a la alegría, al bienestar, en unos momentos como estos de la pandemia, donde la televisión permite, cubre, ciertos ratos de ocio.

Gracias también por estos estilos de alegrar la vida y de entender lo que es para algunos un servicio esencial. Gracias, de verdad.

Ángel Martínez.