Pentagrama para un adiós
La Firma de Javier Blanco
Pentagrama para un adiós, la Firma de Javier Blanco en Hoy por Hoy
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Palencia
La última semana de enero nos arrebató la vida de dos músicos palentinos de los de entonces, de los de verdad, a los que hoy quiero rendir mi más cariñoso, sincero y póstumo homenaje.
El pasado día 26 nos dejó Carlos García Moro, fundador de Los Iber´s en los comienzos de los años 60. Y cinco días después lo hacía Ángel Antolín, componente de Marina Punto Azul y de Greda, y fundador de Los Diamantes, su primer grupo.
Con Carlos me unía una estrecha amistad; juntos, además, trabajamos en el homenaje que los Iber’s brindaron a los palentinos, ellos y ellas, en el Teatro Principal en 2013. Porque “Moro”, como cariñosamente lo conocíamos, tenía una gran capacidad de trabajo y un gran poder de persuasión para todo lo relacionado con la música. No aceptaba un no como respuesta. Y sobre todo era un músico de los de raza, sí, de los 60.
A aquella década dorada en la que nacieron los Iber´s pertenecía también Ángel. Fueron dos músicos que, aunque con diferentes trayectorias, supieron dejar huella en la vida de muchos de los jóvenes de la época. Músicos que, ya fuese detrás de una guitarra, una batería o un saxo, se convertían en firmes candidatos a “primero de ligue”, porque la reválida de música la pasaban, y con nota, en cada bolo por las diferentes salas de fiestas, dentro y fuera de la provincia.
Conocí su trayectoria repasando los álbumes de fotos de conjuntos de los 60 y 70 junto a Javier Callejo, cantante también de los de entonces (Caravell’s, Kavernos, Marina Punto Azul y Greda). Fue en las interesantes e ilustrativas conversaciones mantenidas con Javier, donde fui conociendo de cerca a “Angelito, como cariñosamente le llamaba. Para él fue como un hermano y así lo transmitía.
Y así fue como me enteré de sus primeros escarceos con el saxo, cuando apenas era un aprendiz de adolescente…y de músico. Comenzó siendo un diamante, cuando decidió fundar el grupo musical con apenas 15 años, para terminar volviendo el pasado domingo a la tierra, a la arcilla… a la “Greda”, nombre de la última banda en la que militó. Entre medias quedaría Marina Punto Azul, formación que destacó allá por los 70.
El saxofón, más allá del compás y el brillo de sus sonidos, se convirtió en sus manos en una de las voces de los diferentes grupos de los que formó parte. Quienes lo conocieron sobre un escenario aseguran que fue un buen músico y mejor persona y compañero.
Carlos y “Angelito” forman ya parte de esa pléyade de apasionados músicos que un día se ausentaron, dejando sobre el pentagrama su testimonio a generaciones venideras.