Un test de 33 puntos para detectar la violencia machista en Barcelona
Los agentes de la Guardia Urbanat tienen que valorar si ven al hombre desafiante, a la mujer asustada, a los hijos sucios, el domicilio desordenado y hablar con los vecinos para intentar averiguar si puede haber malos tratos cuando acuden a una alerta en que la pareja lo niega
Barcelona
La Guardia Urbana de Barcelona incorpora un test para detectar violencia machista soterrada. Los agentes deben observar y tomar nota de la situación en que se encuentran la mujer y su pareja cuando reciben una alerta por posibles malos tratos. Deben preguntar a los vecinos por otros episodios, comprobar si ella tiene heridas antiguas o falta de higiene y si el hombre se muestra desafiante o extremadamente dócil, entre otros indicadores.
Desde marzo ya han encontrado 35 posibles casos en el distrito de Sant Martí, donde empezó la prueba piloto. El próximo paso es extender este plan por todos los distritos de Barcelona y, de hecho, los agentes ya reciben formación sobre este nuevo sistema. El proyecto, que se coordina desde las áreas de Feminismos y Seguridad, quiere ir más allá y profundizar en algunas situaciones en las que la víctima no puede o no sabe pedir ayuda. Casos en que los agentes llegan al domicilio alertados por posibles malos tratos y la pareja lo niega según ha explicado a la Cadena SER la subinspectora de la GUB en el distrito de Sant Martí y responsable del plan piloto, Gemma Alonso: "Vamos a mirar si la mujer está viviendo una situación de malos tratos que ha normalizado, una relación que ya vive como algo normal para poder ayudarla".
El consistorio recuerda que de las 45 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en España el año pasado, 38 no habían presentado ninguna denuncia y en Cataluña sólo 1 de las 8 víctimas había recurrido a la justicia.
Todos los agentes tienen una parrilla con 33 indicadores para valorar si hay antecedentes de otras alertas o denuncias, qué dicen los vecinos, el aspecto y actitudes de la víctima y del presunto agresor, estado de la vivienda o si hay menores de edad y cuál es su situación. "Se tiene conocimiento de que se hayan producido incidentes anteriores en el mismo domicilio, constan antecedentes policiales relacionados con la Violencia de género o doméstica de las personas implicadas, si los vecinos relatan discusiones y golpes habituales, describen que el hombre tiene un rol dominante que no deja que ella hable u otras conductas que la coarten, manifiestan que ella no sale casi de casa, que no habla con nadie", son algunos de los indicadores que los agentes deben tener en cuenta a la hora de hacer diligencias informativas.
También se fijarán en la mujer: "Presenta secuelas de lesiones físicas anteriores a los hechos (restos de morados, cabestrillo ...), está embarazada, justificación extraña de las secuelas de lesiones que presenta: si quita importancia o se niega a explicar el origen de éstas, profunda desvalorización de sí misma: desánimo o culpabilidad / resignación, no tiene contacto con familiares o amigos, si la pareja está presente se denota temor en las respuestas, busca la aprobación del hombre al hablar , la comunicación es difícil y evita la mirada."
Los aspectos que los agentes deben valorar sobre el hombre son: "pide estar presente en toda la entrevista y no la quiere dejar sola con nosotros, controla todo lo que dice la mujer hasta el punto de contestar siempre él o la interrumpe, para de forma autoritaria a la mujer, ante nosotros se muestra nervioso e incluso hostil con ella, tiene una actitud de desprecio hacia la mujer, se muestra desafiante, o su actitud es extremadamente dócil o cooperadora". La parrilla de indicadores también ofrece pistas a los agentes sobre cómo han de valorar el estado del piso "si hay daños, desorden, objetos o cristales rotos" y sobre los menores "si presentan secuelas de lesiones físicas anteriores, falta de higiene severa, ropa inadecuada para las condiciones climáticas, está siempre en actitud de alerta o incontinencia fruto del miedo”.
Con estos resultados, los agentes de la Urbana deben hacer diligencias informativas, un escrito, que luego llega a una comisión de seguimiento donde hay servicios sociales, el área de prevención, feminismos, seguridad con la GUB y también Mossos, que se reúne cada 15 días, y se analiza el riesgo real de la mujer. A partir de aquí, el SARA, el Servicio de Atención, Recuperación y Acogida de se pone en contacto con la posible víctima para empezar a hacer un seguimiento de su caso.
Algunos agentes han mostrado recelos sobre este proyecto ya que consideran que se criminaliza al hombre y se vulnera su presunción de inocencia y su derecho a la intimidad y al honor ya que las diligencias informativas que hacen los agentes se cuelgan en el Sistema de Información Policial (SIP) convirtiéndolo en un sospechoso de malos tratos.
La subinspectora Alonso lo niega. Recuerda que la ley catalana 5/2018 permite una recopilación de datos que se tratan de forma confidencial a nivel interno. Y añade que no se trata de criminalizar al hombre porque en la comisión de seguimiento no se centran en él: "No se criminaliza nadie, lo que se hace es una detección de casos y una valoración del riesgo, no ponemos nombres y apellidos a los agresores, lo que trabajamos es la víctima y sólo si detectamos casos penales entonces sí que se procede de manera directa con el agresor".
Si los agentes llegan al piso y encuentran indicios de maltrato flagrante deben actuar según prevé la ley de violencia machista y el Código Penal. Pero en los casos donde sólo hay sospechas, si después de una atención especializada de los servicios sociales, la mujer decide denunciar entonces el caso pasa a manos de la Oficina de Atención a la Víctima de Violencia de Género de los Mossos para que informen a Fiscalía y hagan los pasos habituales en estas situaciones.