La firma de Rosa Alcubilla: "Sonreír bajo la mascarilla"
En nuestro tiempo semanal de opinión, la ribereña comparte con nosotros su reflexión alrededor de lo importante que es sonreír y cómo parece que se nos ha olvidado hacerlo. Nos anima a da el paso y sonreír más a menudo

Rosa Alcubilla / Cadena SER

Aranda de Duero
Voy a confesarles algo: Me faltan sonrisas. Camino por la Avenida Castilla, o paseo por el mercadillo un sábado, o recorro parte del sendero GR14, o voy al supermercado, y si me encuentro con algún conocido me suele levantar la mano, o elevar la cabeza, o subir las cejas. Y a veces sé quién es, pero otras, otras muchas, no identifico a quienes se esconden detrás de la mascarilla ¿Me ocurre sólo a mí esto? Me faltan sus sonrisas. Y no sólo por reconocerlos y saber quiénes son. Sino también para poder conectar con ellos.
Tengo la impresión de que no soy la única a la que le pasa. Porque cuando pago en la panadería, o dejo paso en la acera, o entrego un libro en la biblioteca, me da la sensación de que ahora vivimos mucho más desconectados unos de otros que antes. Que estamos como abducidos por nosotros mismos, ensimismados, y cada vez más aislados desde que comenzó la pandemia. Si los españoles sonreímos una media de 30 veces al día, ahora, ¿se nos habrá olvidado sonreír? Espero que no. Porque lo cierto es que también se puede sonreír bajo una mascarilla. Y en los días de la gran nevada pudimos comprobarlo. Porque también se sonríe con los ojos. Y porque las sonrisas y los estados de ánimo también se escuchan. Y en aquellos días la emoción nos hizo sonreír a todos de manera sonora en la calle. Aunque luego aquellas vibraciones se hayan ido otra vez poco a poco apagando.
Pero hay que sonreír. No podemos esperar a que lleguen las mascarillas transparentes. Y, aunque debamos imaginar las sonrisas de los otros, nadie nos quitará la nuestra. Porque dicen los científicos que mover intencionadamente los músculos faciales y crear una sonrisa ayuda a ser positivos, estimula el cerebro y el sistema inmune. Así que ante la ansiedad, la tristeza, la incertidumbre y esta sensación de vulnerabilidad y hasta de angustia que a veces nos invade, me he propuesto emprender una REVOLUCIÓN de Sonrisas. Y fomentarlas. Y regalarlas. Y que se note que están ahí, aunque no se vean. Porque además, son beneficiosamente contagiosas. Porque compartir nuestra sonrisa alegra y relaja al otro, y nos proporciona bienestar. Y estoy segura que mis ojos van a reflejar la sonrisa que se oculta tras la dichosa FFP2.
Dice un proverbio tibetano que la mitad de tu sonrisa es para ti, y la otra mitad es para el mundo. O sea que no hay excusas... ¡A SONREÍR desde hoy mismo! Generemos una revolución de sonrisas. OS QUIERO A TODAS Y TODOS sonriendo y hay que tomárselo como un trabajo personal, y hacerlo en casa, solos, frente al espejo, o con quien convivamos. O en la calle.
Rosana tiene una canción que se llama 'Sonríe' y que dice: "...a poquito que sonrías llegará la alegría" ¡A SONREÍR desde hoy mismo! Ejerciendo así la libertad y la resiliencia. A lo mejor resulta que, aunque sea bajo la mascarilla, sonreír es la mejor medicina.
Rosa Alcubilla.




