Cuando se quiere, se puede

Córdoba

Inversiones de más de 350 millones de euros y 2.000 puestos de trabajo directos. Esa es la deslumbrante carta de presentación con la que llega a Córdoba la futura Base Logística del Ejército de Tierra. Un macroproyecto estratégico para la ciudad que ha sido recibido con alborozo en un momento como el actual en el que tan necesario es vislumbrar un futuro de esperanza.

Por fin una buena noticia. En un año marcado por el COVID-19 y sus devastadores efectos humanos y económicos, la elección de Córdoba como sede aglutinadora de doce de los centros logísticos del ejército de todo el país ha sido recibida como un bálsamo reparador de la precaria situación económica en la que lleva sumida de manera estructural desde hace décadas.

Y es que la decisión del Ministerio de Defensa es motivo de enhorabuena por diversas razones. La primera, por el impacto directo e indirecto que sobre el empleo y la creación de empresas auxiliares tendrá la puesta en marcha de una base de estas características. La segunda, y quizá más importante, es porque es un proyecto de luces largas, que mira hacia el futuro y que ligará inversión económica y empleo a innovación, conocimiento y desarrollo tecnológico. Tres ejes esenciales para el despegue en Córdoba de un nuevo modelo productivo más solvente y resistente y menos dependiente del, hasta ahora, mono-sector turístico.

La tercera, porque cuando estamos tan acostumbrados a la política de escaparate y la venta de humo, la propuesta cordobesa ha sido ejemplo de consenso y discreción. El proyecto liderado por el Ayuntamiento de Córdoba con la Universidad ha sido el resultado de un trabajo sin alharacas, sin mascotas ni pomposas declaraciones que pudieran conducir a la frustración. Ha sido pergeñado de manera prudente y rigurosa y avalado con el apoyo unánime de todas las instituciones y agentes sociales. Todos unidos por un objetivo común. Lo que demuestra que otra manera de hacer política, de hacer gestión, es posible.

Cuando se quiere, se puede.