'Un loco de atar', por Pepe Belmonte

Murcia

EL REGRESO DE JACK EL DESTRIPADOR.

Siglo y medio después, el asunto del asesino de las prostitutas en uno de los barrios bajos de Londres ha dejado de ser una incógnita. Al menos eso es lo que ha pretendido la BBC a través de un reportaje que, según el criterio de algunos expertos, se halla repleto de lagunas y de puntos oscuros.

La cuestión era echarle la culpa a alguien ajeno, de fuera de las islas británicas, y el muerto –o los muertos, nunca mejor dicho– ha recaído sobre un barbero polaco de 23 años de edad, que ejercía su oficio, por aquellos nefastos años, en el barrio de Whitechapel.

Se aduce que el ADN encontrado en una prenda de una de las prostitutas asesinadas coincide con el ADN de los descendientes de Aaron Kosminski, que es el nombre de este personaje que terminó pudriéndose en la cárcel treinta años después de su encierro.

Los británicos, siempre hábiles en estos y otros muchos casos por el estilo, se quitan así de encima una vieja leyenda que siempre les ha molestado y perseguido: el que tales crímenes estuvieran relacionados con un miembro de la propia familia real.

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Un loco de atar del que siempre se sospechó la consecución de tales tropelías y la protección y el silencio de la policía de Scotland Yard, con la que tantas veces colaboró, dicho sea de paso, incluso en el caso de las prostitutas asesinadas, el mismísimo Arthur Conan Doyle, el inventor de Holmes y del doctor Watson.

LA EDUCACIÓN DE UNA PRINCESA.

Andrés Nieto es un profesor que ejerce, además, como director de uno de los institutos de Enseñanza Secundaria más conocidos y prestigiosos de nuestro país, el Alfonso X el Sabio, ubicado en la Avenida Juan de Borbón de la capital murciana.

Él ha sido noticia estos días tras hacerse pública la decisión de la Casa Real, que no pasa precisamente por sus mejores momentos, de enviar a estudiar a un centro de Gales, en Gran Bretaña, a la princesa Leonor, a la que no se le ve triste, como la del poema de Rubén Darío.

Nieto, con absoluta naturalidad, sin cortarse un pelo, ha ofrecido el instituto murciano que él regenta para que tan alta dama realice el bachillerato en sus aulas.

Vistas así las cosas, con el rey emérito en el exilio y muchos asuntos turbios por dilucidar, no hubiera sido una mala decisión que, desde la Casa Real, hubieran apostado, en primer lugar, por la enseñanza pública, y, por otro lado, permanecer en territorio español dando así ejemplo de que lo nuestro también tiene su importancia.

Decía el inolvidable Óscar Wilde, al que persiguieron, condenaron y despreciaron por su condición de homosexual esos mismos británicos que ahora acogen a la princesa Leonor, que “ser natural es la más difícil de las poses”.

Pepe Belmonte