Miguel Hernández, un 'romántico' de lo extremo
Ser un pionero de todas las pruebas extremas de running, natación o ciclismo te permite comparar y saber cómo han evolucionado unas competiciones que se han popularizado hasta convertirse en multitudinarias
Forajidos. Entrevista a Miguel Hérnandez, un 'romántico' de lo extremo
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Alicante
Comenzar muy joven te permite ir superando retos poco a poco y te da una perspectiva sobre el actual auge de las pruebas extremas de superación. Ya sea una ultra, un Ironman o una travesía a nado u otro tipo de evento con las que los participantes buscan superarse a sí mismos, movidos por el espíritu de aventura.
Miguel Hernández, tiene 43 años, comenzó con tan solo 20 años. Participó en la primera edición del Triatlón de Arenales del Sol o en las primeras ediciones de la Travesía a nado entre Santa Pola y Tabarca. Entonces, eran 50 nadadores, un par de voluntarios que tenían unos kayaks y poco más. Había que jugarse el pellejo. No había boyas que señalizan el camino y en ocasiones, los primeros nadadores llegan a la playa antes que los jueces.
Eran otros tiempos y estas competiciones tenían otro sabor. Ahora ya nada es igual, reconoce Hernández. Y es que en la actualidad lo extremo mueve a miles de deportistas o aventureros ya que dependiendo de la competición ambas condiciones se tienen que combinar en dosis diferentes.
Por ejemplo, Miguel y su compañera se preparan para participar en la primera edición de la Volcano Ultramaraton Iceland. Se trata de una competición de 250 kilómetros, distribuidos en seis etapas, que recorren parajes sobrecogedores de la costa sur de Islandia. Los participantes van a atravesar este verano campos de lava y musgo, van a tener entre 20 y 22 horas de luz y podrán presenciar el sol de medianoche.
En cualquier caso, para disfrutar de la experiencia, este deportista recomienda que se vaya paso a paso, que no merece la pena salta tres escalones de golpe, los riesgos que se corren son muchos. Y que si viajas por trabajo y puedes sacarle unos días a la visita, se puede aprovechar para intentar participar en carreras o en competiciones. De esta forma, con ese espíritu, el mundo se puede ver de otra forma.
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