El Eresma recupera la memoria de la fábrica de loza de Segovia
La crecida del río de las pasadas semanas arrastra materiales y escombros de la antigua factoria segoviana por las riberas del cauce
Segovia
Los episodios de lluvias y el deshielo provocaron la furia del río Eresma a su paso Segovia. Tras las inundaciones y los daños provocados a su paso las riberas de su cauce, llega la aparición de sedimentos que han arrastrado la fuerza del agua. Así paseantes por la ribera del Eresma en el barrio de San Lorenzo se han sorprendido ante la aparición de restos decorados de loza de la antigua y emblemática fábrica que ocupó la zona y de la que hoy solo queda la alta chimenea de ladrillo.
Los restos de loza han sido arrastrados por el río en su crecida aguas abajo del puente en la Vía Roma que salva el río, y los sedimentos ocupan ahora zonas que hasta este invierno eran pradera. Como muestra la imagen ofrece piezas con decoración típica de las vajillas que allí se fabricaron hasta el cierre de la factoría en 1992.
FÁBRICA DE LOZA DE SEGOVIA
La fábrica de loza La Segoviana, o fábrica de Los Vargas, se encontraba ubicada junto al río Eresma en el barrio de San Lorenzo. La primera industria dedicada a loza en ese lugar fue fundada por el segoviano Melitón Martín en el año 1861, quien levantó el edificio sobre las antiguas ruinas de una fábrica textil que había sido destrozada por un incendio en el primer cuarto del siglo XIX. Después de pasar a la familia Vargas durante tres generaciones la manufactura de cerámica cesó su producción en 1992.
A la fábrica de loza, y contratados por su fundador, llegaron en 1862 para trabajar en ella obreros de la afamada industria lucense de Sargadelos, a pesar de ello la fábrica no dio el rendimiento esperado y fue vendida en 1875 a Marcos Vargas Mayorga, quien consiguió gracias a sus dotes directivas y su capital económico hacer de la factoría una de las mejores de España
Como era habitual, en aquella época, se dedicó principalmente a la elaboración de piezas de loza decoradas con impresión calcográfica, como las que se realizaban, entre otras, en la fábrica Pickman de Sevilla. Otras vajillas destacaban por su decoración con dorado realizado con pan de oro, también se dedicaron a la fabricación de objetos decorativos y azulejos. El caolín junto con el cuarzo para la composición de la porcelana se extraía en la localidad de Otero de Herreros. La manufactura disponía de seis hornos de leña y cuatro de mufla para la última cochura de la decoración. Entre los vecinos de Segovia y alrededores se contabilizaron hasta 170 obreros empleados en la fábrica.
A partir del fallecimiento de Manuel Vargas, heredó la dirección de la misma, su hija, pasando a llamarse la fábrica «Hija de M. Vargas», nombre que se cambió a «Gil Vargas», cuando pasó la dirección a Concepción Gil Vargas y su marido Juan Gil Escorial entre los años 1936 y 1969. Con esta fecha perteneció a sus sucesores, llamándose «Hermanos Gil Vargas», la fabricación empezó un declive en sus pedidos, que la llevó en 1985 a una suspensión de pagos. La fábrica cerró definitivamente en 1992.