Murillo, al rescate del Celta

Vigo

El Celta cierra el mes de febrero con malas sensaciones tras un empate (1-1) con el Valladolid en el que estuvo al borde de cosechar una derrota que daba alas a un rival directo por la permanencia.

Desde el pitido inicial, el equipo dirigido por Coudet estuvo incómodo y sin chispa, algo que no cambió con el paso de los minutos. Los vigueses no dispararon entre los tres palos en toda la primera parte y la única ocasión la tuvieron los visitantes, con un disparo de Weissman al borde del área directo al cuerpo de Rubén Blanco después de un error en la salida de balón de Renato Tapia, que no jugará el próximo domingo en Huesca tras ver su décima tarjeta amarilla de la temporada.

El paso por los vestuarios no cambió la dinámica tediosa del encuentro y el míster celeste decidió mover ficha rápido con un doble cambio en el minuto 57 que supuso la entrada de Holsgrove y Baeza, que no mejoran en nada a los sustitutidos Denis y Solari. El partido pudo cambiar poco después con un lanzamiento excelso de falta de Iago Aspas que pegó en la cruceta. Del posible 1-0 se pasó al 0-1 en el minuto 69 tras un buen contragolpe del Valladolid que finalizó en gol de Orellana. Rubén Blanco hizo una buena parada para despejar el tiro de Weissman, pero el rechace le cayó al excéltico, que solo tuvo que empujar la pelota a la red.

La desventaja en el marcador no cambió al Celta, que siguió igual de timorato en ataque hasta el descuento. En el 93', Aspas colgó una falta al área que cabeceó Murillo al fondo de las mallas.

El gol del empate fue la única nota positiva de un mal partido en el que se tuvo que retirar lesionado Néstor Araújo. Con este punto, el cuadro vigués se mantiene en décima posición con 30 puntos y mantiene su renta de 8 puntos sobre el descenso.