Exceso de propaganda

Asturias

Estamos en época de crisis, de una profunda crisis mundial derivada del coronavirus que se alarga ya durante más de un año y que no se sabe cuando dará paso a momentos de bonanza. Lo hará, eso seguro, pero cuándo, cómo y en qué dirección es algo difícil de prever, por no decir, imposible. Por supuesto que la vida sigue y que hay que continuar planificando el futuro, que se deben sobrellevar los malos momentos actuales con la mayores dosis posibles de optimismo. Pero siempre dentro de la lógica, sin sobrepasar los límites que impone la cruda realidad.

Oyendo y leyendo lo que dicen muchos políticos en los últimos meses (demasiados, desgraciadamente) da la sensación de que no nos encontremos viviendo en una Asturias venida a menos, sino en otra hipotética próspera región, en una autonomía con la que fantasean en exceso quienes deberían están buscando auténticas soluciones realistas a los graves problemas del Principado y de los municipios que lo conforman, que no toda la responsabilidad va a ser del ejecutivo regional.

Hay un preocupante exceso de propaganda en la política asturiana en su conjunto. Para no hablar sólo de lo general se puede concretar, por ejemplo, en el Ayuntamiento de Oviedo. De acuerdo a todo lo que dicen sus concejales que han hecho o que van a hacer se podría pensar en que el actual equipo de gobierno de la capital del Principado va a dar un cambio radical a la ciudad. Pero cuando se profundiza algo en su labor se ve que no es tal como dibujan. Un caso: Oviedo tiene un equipo de baloncesto con aspiraciones de jugar en la categoría de oro de este deporte en España, pero no tiene un lugar apropiado ni para disputar sus encuentros ni para entrenar. El Ayuntamiento anunció que iba a poner a su servicio un Palacio de los Deportes prácticamente nuevo, pero dentro de unos añitos. Ahora, no sólo eso, sino que también va a poder jugar en una remozada plaza de toros. ¿Cuándo? Bueno, eso es otra cantar. ¿Planificación o propaganda?