Atardecer en la Junta

León

El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, pasa por unos momentos de inestabilidad tanto en el gobierno de coalición con Cs, como en el ámbito de la presidencia regional del PP que él mismo lidera.

En lo institucional, el socialista Luis Tudanca amaga estos días con una moción de censura que lo desaloje del gobierno de la comunidad. Desde el PP, la dirección nacional mueve peones en las sedes provinciales para dejarle sin el control orgánico que ahora posee en el partido a nivel regional. Cosas de las tripas de las organizaciones políticas, Mañueco no pertenece a la estirpe de los barones populares que merodean a Pablo Casado y Teodoro Egea.

Por si fuera poco, el vicepresidente y portavoz de la Junta, Francisco Igea, un sacrificado hacedor de enemigos y un constante provocador de conflictos mediáticos y de los otros, es un outsider de la actual dirección de su partido, Cs, que desearía un día sí y otro también apagar su vela política. Mala compañía la de Igea para navegar en las aguas revueltas que rondan al presidente Mañueco.

Tal vez, estas debilidades del presidente de la Junta sean las únicas razones que han provocado que Luis Tudanca ponga en público el señuelo de una moción que se antoja difícil de imaginar a medio plazo. No parece que los procuradores de Cs de los que precisa apoyos, por mal que tengan su futuro como partido, estén dispuestos a cruzar un complicada frontera ideológica y personal.

Inquietos atardeceres en una comunidad que ya padece una bulimia política de carácter grave desde hace décadas.