Dos regalos y una polémica decisión arbitral privan al Sporting de una victoria clave
Los rojiblancos desaprovechan una renta de dos goles y lamentan la inexplicable anulación del tercero
Cuando Hernández Maeso señaló el final del partido de El Toralín, el sportinguismo seguía frotándose los ojos, pensando cómo se había podido escapar una victoria que el equipo gijonés tenía completamente en su mano y que le servía para alcanzar la barrera psicológica de los 50 puntos y centrar todos sus esfuerzos en pelear por subir. La explicación objetiva es clara: dos graves errores, impropios de futbolistas tan seguros como Diego Mariño y Pedro Díaz, y una inexplicable decisión arbitral echaron por tierra prácticamente todo el trabajo del Sporting en la primera mitad. El equipo gijonés intentó deshacer el entuerto hasta el último minuto, pero tuvo que conformarse con un empate que, dado el transcurso del partido, sabe a poco, aunque le vale para mantener la renta con respecto a uno de sus principales perseguidores.
Pocos podían esperar ese desenlace cuando, nada más comenzar la segunda parte, el Sporting lograba el 0-2. Pablo Pérez, elegido por Gallego como sustituto del sancionado Djurdjevic, remataba de cabeza un impecable lanzamiento a balón parado de Pedro Díaz. Ambos habían sido protagonistas también en el primer gol: Pablo Pérez forzó un penalti, al ser atropellado por el portero Caro en su salida del área pequeña, y aunque el guardameta adivinó la intención del centrocampista y llegó a tocar el lanzamiento, la fuerza del disparo hizo inútil el esfuerzo del guardameta local.
Jugaba bien el Sporting, con más fluidez y mejor intención que en otros partidos. Gallego apostó por el talento, juntando en el campo a Manu García, Pedro Díaz, Nacho Méndez y Gaspar Campos-Ansó. Se cayeron del equipo José Gragera y Aitor García mientras que, para sorpresa generalizada, Víctor Campuzano no saltó al césped hasta el minuto 75, pese a la baja por Djurdjevic. La apuesta le salió bien al entrenador, porque Pablo Pérez trabajó a destajo, marcó un gol y provocó el penalti que generó el otro.
Pero los errores propios, en cuestión de dos minutos, condenaron al Sporting. Inexplicablemente, Diego Mariño quiso despejar en lugar de blocar un disparo lejano de Curro. El guardameta rojiblanco no hizo ninguna de las dos cosas y se comió el gol. Todavía con el shock en el cuerpo, Pedro Díaz rifó un pase y se lo regaló a Valcarce, con todo a favor para batir a Mariño. Dos regalos absurdos reseteaban el partido.
A pesar de ello, el Sporting mereció ganar. Y no lo hizo, principalmente, por un error arbitral de esos que el VAR no arregla. El equipo rojiblanco marcó el tercero en el minuto 65; un tanto que debió subir al marcador: Gaspar transformó un saque de esquina peinado previamente por Pablo Pérez, pero Hernández Maeso vio una falta previa. Y aunque era un error evidente, desde la sala VOR no están autorizados a corregir la interpretación del colegiado. Tras varios minutos de tensa espera, se impuso el criterio del árbitro.
Volcado para intentar conseguir la victoria, el Sporting disfrutó de un par de oacsiones más, una en las botas de Javi Fuego y otra de Campuzano, a la media vuelta. Aunque en el área del Sporting también Marc Valiente tuvo una intervención decisiva para evitar el disparo de Jurgen.
Tras el acaloramiento, el Sporting tendrá que empezar a valorar un punto que no es bueno visto el desarrollo del partido pero sí le vale al equipo gijonés para mantener la notable diferencia de seis puntos (más el golaverage) con respecto a uno de los principales aspirantes al playoff. Aunque el objetivo era otro y las formas del empate escuecen.
David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...