Con la igualdad
La Firma de Javier Blanco
"Con la igualdad", la Firma de Javier Blanco
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Palencia
Un año más tenemos por delante el 8 de marzo, Día de la Mujer.
No insistiré demasiado en aspectos sobre los que ya incidió Charo Bueno - y muy certeramente por cierto - el pasado miércoles en este mismo espacio, pero sí subrayaré alguno. Ella mostraba su indignación, y con razón, por culpabilizar en la extensión de la pandemia a las mujeres que participaron el pasado año en la manifestación feminista. Nadie esgrimió entonces la misma carga inculpatoria para quienes en la misma fecha asistieron a partidos de fútbol o al acto de Vox en Vistalegre, en un recinto cerrado con casi 10.000 personas. Por cierto, me consta que algunos palentinos que asistieron al mitin regresaron contagiados por el virus.
Sí quiero manifestar la perplejidad que me produce el debate cínico e interesado suscitado desde la ultraderecha y una parte de la derecha sobre los actos previstos para hoy. No hace falta declararse de izquierdas o de derechas, para saber que el virus no contagia solo el 8 de marzo. Lo recuerdo porque otras manifestaciones, de toda clase y condición, se han venido celebrando en los últimos meses, congregando a decenas de cientos de personas, y nadie levantó la voz en aras de la salud. Están en su legítimo derecho, que quede claro. Pero también es evidente el agravio comparativo.
Manifestarse es una potestad que nos asiste como ciudadanos, pero a todos y todas, sin discriminación. ¿Acaso las mujeres no tienen ese derecho?
Me causa pudor y sonrojo que a estas alturas de la película tengamos que estar recordando algo tan básico para el respeto y la convivencia en una sociedad que se define como democrática. Los intransigentes de la ultra derecha criminalizan todo aquello que no está en consonancia con sus ideas y convicciones, y además quieren imponérselas a los demás.
Este día tiene como eje reivindicativo reconocer el trabajo de la mujer en pro de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo. También es un día para rechazar la misoginia y el machismo, que siguen muy presentes en nuestra sociedad, así como para condenar otras lacras como la brecha salarial, los techos de cristal, la violencia de género...etc, ésta última fundamental porque puede acabar con la privación de la vida.
Muchas personas se verán hoy en la disyuntiva de manifestarse, legítimamente, o quedarse en casa siguiendo la recomendación de Sanidad. Es una decisión personal y donde se impone el sentido común. Pero nunca debe coartarnos el temor que tratan de inculcarnos los intransigentes involucionistas.
Claro que hay una tercera opción: pasar de la fecha, cerrar los ojos y volver años atrás, a la España de la mujer esclava y sometida, considerada inmadura mentalmente, que necesitaba ser tutelada por el varón.