"Se sentía culpable por haber comprado una tarta para el cumpleaños de su hijo"

Santander

“Una de las personas a la que ayudamos se sentía culpable por haber comprado una tarta por el cumpleaños de su hijo” nos lo ha contado en Hoy por Hoy Cantabria, Lara Mazorra, coordinadora del Área de Acogida y Acompañamiento de Cáritas Santander, “se sentía culpable por haber realizado esa compra”. Junto a su directora, Sonsoles López, ha agradecido la solidaridad de los cántabros, que le ha permitido aumentar un 43 por ciento sus ingresos, en donativos y cuotas de socios, durante la pandemia y hacer frente a las necesidades de las personas a las que atiende, a las que se ha sumado un nuevo perfil con la crisis sanitaria.

La organización diocesana ha querido dar las gracias a la sociedad de Cantabria cuando se cumple un año de la puesta en marcha de la campaña "Cada gesto cuenta" con la declaración del estado de alarma, que disparó la demanda de ayuda e hizo que Cáritas se viera desbordada.

Durante este tiempo se ha dado un impulso al modelo de respuesta a las necesidades a través de la tarjeta monedero, frente a las donaciones en especie. Con este modelo, según López, las personas que reciben la ayuda pueden elegir lo que compran, y también supone un apoyo para el comercio de proximidad, que "durante todo este tiempo ha estado al pie del cañón". Hasta tal punto, ha añadido Mazorra, que una mujer nos contaba que había llorado en el supermercado “al poder comprar el champú que siempre compraba”.

De esta forma se dignifica la cobertura de las necesidades básicas, ya que se da libertad a las personas a acudir a su supermercado habitual y elegir lo que compran, que puede adaptarse a su cultura y necesidades. “Cuando te ves en esta situación, tú quieres ir como siempre a tu supermercado y no a una cola donde te ve todo el mundo, te sientes más pobre aún. No quitemos lo poquito de dignidad que queda a la gente” ha concluido López.

Entre mayo y septiembre la media mensual de personas atendidas ha sido de 7.000 y el pico se alcanzó en agosto, con un crecimiento del 17 por ciento respecto al año anterior. Los ingresos atribuibles a la pandemia han alcanzado los 185.000 euros, un 43 por ciento más y han sido especialmente significativos en los meses de abril, mayo, noviembre y diciembre.

Además, la pandemia ha hecho que a los perfiles habituales de personas en riesgo de exclusión que atiende habitualmente, se hayan sumado otras personas que en pleno confinamiento se quedaron sin empleo, sin percibir una prestación en un primer momento y "con una necesidad imperiosa de hacer frente a sus gastos cotidianos". Durante la pandemia han acudido a Cáritas personas en demanda de ayuda que nunca pensó que iba a atender, familias que tenían trabajos precarios y los han perdido a causa de la crisis.

Según la organización hay cuatro grupos que han sufrido especialmente el impacto de la crisis: las personas sin hogar, a su juicio, olvidadas habitualmente por la administración, los inmigrantes, de vuelta a una "irregularidad sobrevenida", las mujeres, que siguen pagando un mayor precio por la crisis y los niños, en quienes la brecha digital derivó en una brecha educativa con la enseñanza a distancia durante el estado de alarma.

Cáritas ha subrayado además que sigue necesitando el apoyo de toda la sociedad porque la "situación va a empeorar" y lo que viene ahora "va a ser muy duro", ha advertido Sonsoles López, quien cree que los ERTE están funcionando "como contención" en estos momentos. Además de en un aumento de los ingresos, la solidaridad de los cántabros se ha traducido también en un incremento de los voluntarios, en más del 7 por ciento durante 2020, que ha cerrado con 511 (34 más).