"Nadie puede devolverme a mi hijo", la dura historia de una negligencia médica

Tenerife

Naira Magdalena se sienta y clava su mirada en la pared. No levanta la vista durante la entrevista cuando habla de su hijo Mateo, que murió a las pocas semanas de nacer a causa de una negligencia médica. Sonríe tan solo cuando habla de Joel, su gemelo idéntico que a diferencia de su hermano si logró sobrevivir al embarazo de riesgo de Naira, "crecemos viendo a un niño exactamente igual que como sería su hermano. Él sabe que han nacido juntos y tiene a su hermano muy presente. Lo dice con mucha naturalidad e incluso le pone sus juguetes", explica Naira sobre el pequeño Joel a punto de cumplir seis años.

Mateo murió porque no le realizaron una cirugía intestinal a tiempo en el Hospital Universitario de Canarias (HUC) en Tenerife. El menor nació en agosto de 2015 junto a su hermano gemelo pero a diferencia de éste, Mateo desarrolló síntomas de Enterocolitis Necrotizante a las treinta y seis horas de haber nacido. Los signos de gravedad del bebé requerían una exploración y valoración por parte de un cirujano. Sin embargo, al ser fin de semana, el cirujano no acudió a ver al menor y decidió dos veces por vía telefónica que no requería intervención quirúrgica. Su equivocada decisión resultó ser una condena de muerte para el pequeño Mateo. 

El Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) ha ratificado la sentencia dictada por el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo Número 1 de Santa Cruz de Tenerife y condena al Servicio Canario de la Salud y a la compañía Mapfre España al pago de una indemnización de 63.269 Euros por su fallecimiento. La información, adelantada por Pedro Murillo en la Cadena SER. "Los pacientes no se pueden quedar desamparados con el hecho de que es verano o es fin de semana. Estas tragedias pasan siempre en fines de semana o en agosto con el personal bajo mínimos, no se puede permitir", explica Carlos Sardinero, el letrado que ganó la sentencia.

"Confiaba plenamente en los médicos y en que estaban poniendo todos los medios, obviamente no lo hicieron", explica Naira. "Nos dijeron una y otra vez que el niño no requería ninguna valoración pero nos parecía que no era normal que nadie valorara a nuestro hijo presencialmente", añade. La lectura de la sentencia es escalofriante porque no solo hablamos de un diagnóstico mal realizado y por teléfono, sino que ningún médico comprobó el estado de salud del niño durante tres días que comenzaron el festivo quince de agosto. "No vamos a recuperar nuestro hijo ni esto va a calmar nuestro dolor, solo sirve para aceptar la realidad: que hemos perdido a nuestro hijo por una negligencia médica ya constatada", concluye Naira.