Consejero de Sanidad: "Nunca un sistema sanitario estuvo sometido a una pandemia igual"

Santander

El Consejero de Sanidad en Cantabria, Miguel Rodríguez, seguramente nunca pudo imaginar las decisiones tan drásticas que tendría que tomar como máximo responsable de la sanidad de la región. Decisiones que iban mucho más allá de sus competencias iniciales.

Tampoco seguramente pudo calibrar la dureza de lo que le tocaría vivir a lo largo de estos doce interminables meses. Ha pasado un año de aquellas primeras horas de desconcierto tras la declaración del Estado de Alarma. De aquella rueda de prensa en la que compareció junto al presidente y vicepresidente de Cantabria anunciando un cierre de la mayoría de las actividades no esenciales y de los centros educativos.

“Por recomendación del Ministerio adoptamos medidas restrictivas, decisiones difíciles, pero estaba convencido de que había que tomarlas”. Así lo recuerda Rodríguez.

“Lo vivo como un recuerdo muy lejano, se nos ha hecho muy largo el año trascurrido, lo recuerdo también con la preocupación que sentíamos. En enero la pandemia estaba alejada ya que se concentraba en China, en febrero ya estaba en Italia y éramos más conscientes de que el problema estaba más próximo.

“Comenzábamos a darnos cuenta de que la situación era grave, pero no sabíamos ni la magnitud, ni la duración que iba a tener. Nunca un sistema sanitario había estado sometido a una pandemia de estas características.

No ayudo que hubiera habido otros amagos, la gripe aviar, la gripe A, el Sars-Cov 1, que luego quedó en nada. Así que nosotros tuvimos que ir improvisando porque no teníamos experiencia en algo así”.

Rodríguez reflexiona también sobre lo aprendido en este tiempo. Asegura que se ha mejorado la capacidad de adaptación, el sistema sanitario siempre ha sido muy flexible para situaciones de emergencia, pero ahora se tiene una mayor capacidad.

La otra cara son los momentos más duros que le tocado vivir, cuando comunicaba fallecimientos de personas y es que como reconoce que los sanitarios están acostumbrados a vivir con la muerte, pero no con estas cifras. Las muertes han sido lo peor, lo más terrible, después el sufrimiento de las secuelas de algunos pacientes.

Lo peor, cuando no sabían hasta donde iba a llegar esa situación, aumentamos los casos, los ingresados, las personas que pasaban a UCI. “Era muy angustioso”, recuerda.

Pero hemos arrancado proyectos que se han acelerado a partir de esta pandemia, como la telemedicina un campo en que ahora estamos trabajando de pleno. Y, además el panorama ha cambiado en 2021 con la llegada de la vacunación y en esa intención estamos en vacunar todo lo posible que en julio casi el 70% de personas hayan recibido la vacuna.

“El virus va a seguir ahí durante todo este año, pero ya con una situación muy diferente, las medidas se irán aliviando, pero nos podemos relajar. Hasta que no esté toda la población vacunada tendremos que convivir con el coronavirus”, sentencia el consejero.

Emilio Fernández coordinador de enfermería del 061, recuerda aquellos primeros días de pandemia como el momento más duro de su carrera profesional. “Fueron momentos muy difíciles, llamadas cada dos por tres, noticias de más casos. Tengo el recuerdo de estar en el centro de coordinación de llamadas del 061 y coger la llamada de una familia que había estado en Madrid y que se contagiaron todos. Fueron de los primeros ingresos en el hospital que hubo en Cantabria.

“Fue todo muy de sopetón, la demanda de información, la preocupación de la gente nos la trasmitían a través de las llamadas de teléfono”, recuerda Fernández.

A mitad del año pasado le ofrecieron trasladarse a un centro de salud en Reinosa, allí también ha vivido momentos duros con la infección muy rápidamente entrando en los centros de mayores.

“Yo decidí pasar al centro de salud para dejar de hacer noches y recuperar un poco de vida. Hay compañeros que anímicamente han quedado tocados, es cierto que nos ha pasado factura”.

Oyes a otros compañeros que te comentan que han vivido una situación agobiante, de cansancio y que les cuesta ir a trabajar, parece que no tiene final, depende de cada persona, pero hay compañeros que se les está haciendo muy cuesta arriba.

Afortunadamente la vacuna nos ha dado una esperanza, aunque esto no se ha acabado.

Alberto Asensio es urólogo en el Hospital Sierrallana, desde hace más de 25 años. La misma semana que se decretó el Estado de Alarma, un paciente vino trasladado en ambulancia desde el Hospital de Igualada. Le hicimos una sencilla operación quirúrgica y a los pocos días le dimos el alta.

Dos días después, su compañero de habitación comenzó a tener fiebre y síntomas compatibles con el coronavirus. Cuando se confirmó que era positivo, también se le hizo la prueba a ese hombre que ya estaba fuera del centro y también resultó estar contagiado, aunque estaba asintomático.

El doctor recuerda que costó mucho que a los sanitarios de ese servicio se les hiciera una PCR. Tras mucho insistir lo lograron y él fue el único que dio positivo, aunque días después también fueros positivos, un enfermero y una enfermera de esa planta.

“Di positivo, pero con una clínica muy benévola, al principio estaba tranquilo, pero a medida que pasaban los días me entró angustia y ansiedad de cómo podía evolucionar la enfermedad, pero afortunadamente me recuperé enseguida.

“Las medidas no eran estrictas porque no se conocía el alcalde del virus, nos decían que iba a ser tres o cuatro caso, nos pilló sin ningún tipo de protección. Nos pilló totalmente desprevenidos, hacíamos los trajes de protección caseros. Llegaban varias informaciones, algunas contradictorias”

“Lo trágico de esta enfermedad han sido los asintomáticos que han contagiado sin saberlo, pero, a día de hoy soy optimista, aunque nos queda mucho para la inmunidad de rebaño. Animo a que la gente se vacune, aunque esta no va a ser la vacuna definitiva, esa tardará en llegar todavía”, afirma Asensio.