Cuestión de valentía

Alcoi

Llevamos años y años asistiendo a la degradación imparable del casco antiguo de Alcoy, no sólo a nivel urbanístico, por el deterioro e incluso hundimiento de sus edificios, sino también a nivel económico, por la pérdida de habitantes y los complicados momentos a los que se han tenido que enfrentar sectores como el comercio o la hostería.

A lo largo de todo este tiempo también hemos venido asistiendo de forma paralela a toda una retahíla de promesas, en su mayor parte incumplidas, sobre proyectos que tendrían que haber tenido como consecuencia la revitalización de esta zona tan importante para la ciudad. Y se da la circunstancia que entre esas promesas, casi siempre, ha venido apareciendo la palabra mágica de la peatonalización.

Pero los años, como digo, han ido pasando sin que esta iniciativa se llevara a cabo, en la mayoría de las ocasiones por el temor del ayuntamiento de turno a las críticas que conllevaría y también a las posibles consecuencias en las urnas. Y así ha venido ocurriendo hasta ahora, en que por fín un gobierno municipal ha tenido la valentía de coger el toro por los cuernos y echar para adelante con la peatonalización, pese a las presiones que, como cabía esperar, está recibiendo.

Cierto es que las formas podrían mejorarse y que también se podría haber alcanzado un mayor nivel de consenso. Pero el fono de la cuestión es que con el inmovilismo las cosas no mejoran y que a veces hay que arriesgar para intentar cambiar la realidad. Al final, siempre se estará a tiempo de volver al punto de partida si la peatonalización no funciona, pero a la vista de cómo han venido siendo las cosas, será muy complicado que al casco antiguo le pueda ir peor de lo que le ha ido hasta ahora.