Policía jubilado agredido: "Gritó ponte salvaje y se desató todo"

Santander

Fernando Ruiz tiene 61 años y hace dos años que se jubiló como policía municipal en Santander, cuerpo en el que entró hace 36 años y en que durante 31 ha trabajado en la calle en el servicio de noche.

El pasado 8 de marzo se encontraba en la carnicería de un supermercado Día que hay en la calle Santa Lucía 31 en Santander. Estaba realizando la compra cuando escuchó a tres jóvenes quejándose en tono elevado, tratando de llamar la atención.

Fernando se fue hacia la caja a pagar cuando pudo ver como dos empleadas del supermercado perseguían por uno de los pasillos a dos individuos, mientras les gritaban que parasen, que dejasen lo que habían cogido y pedían ayuda para detenerles.

El expolicía no se lo pensó, se identificó como ex agente de la Policía Municipal y controló a uno de los hombres al que pidió que sacara las cosas que había sustraído. El hombre sacó de su pantalón varios envases de carne y un bote de champú, mientras el otro individuo se iba acercando al exagente con la mascarilla bajada.

Fernando le pidió que mantuviera la distancia y en ese momento, según su relato, apareció otro hombre que le grito: “Ponte salvaje” y entonces se desató todo. “Me dieron dos puñetazos, lanzándome contra las vidrieras donde guardan los licores, entonces me puse a sangrar”, relata el expolicía.

“Caí al suelo y comenzaron a patearme, me cubrí el torso y la cabeza para evitar que me golpearan en las partes más delicadas y después de cebarse conmigo, se dieron a la fuga”. Nadie llamó en esos momentos a la policía ya que lo primero fue atender al hombre herido, así que tuvo que ser el mismo el que llamara al 091.

Enseguida llegaron dos agentes de la Policía Nacional y una ambulancia que le atendió y le llevó a Valdecilla, donde un cirujano maxilofacial le cosió quince puntos de sutura desde la ceja hacia la cabeza.

Fernando cree que hizo lo que debía. En sus 31 años de servicio de noche como policía ha vivido situaciones muy complicadas y peligrosas, como cuando un hombre le rompió el codo y le tuvieron que intervenir quirúrgicamente hasta ocho veces, o cuando otro hombre le dio una puñalada que iba dirigida al estómago pero que supo esquiar y recibió el navajazo en la mano.

Tras 36 años en el cuerpo hace dos, se pudo jubilar. Dice que lo que ha sido su vida como policía local, ha sido su vida, en definitiva. Considera que tuvo suerte de encontrar un trabajo así, ya que siempre le gusto lo que hacía, de hecho, le sigue gustando.

“Fueron muchas experiencias de toda clase, de hecho, hay veces que lo echo de menos, por eso cuando ves una situación como la del supermercado no puedes evitar intervenir, es algo que llevas dentro y te hace actuar, sin pensar en las consecuencias”, reconoce Fernando.

La Policía judicial de Santander está llevando este caso y continua con la investigación de cara a lograr detener a los presuntos autores de la agresión.