La poesía

"La poesía". Firma de opinión de Juana Castro
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Córdoba
El primer cosquilleo, en la parte más íntima del cuerpo, ahí entre el útero o las tripas, fue cuando oí recitar al poeta viajero de mi pueblo, que vivía en Puerto Rico, como Juan Ramón Jiménez, y se llamaba Antonio García Copado. Porque la poesía, en sus inicios, fue la oralidad, la recitación, el canto. Y luego, mucho después, los escritos y el libro. Hoy, empezar a ser poeta es publicar un libro. La oralidad, saber decir o saber leer parece que no cuenta. Los talleres de poesía enseñan a escribir, se da por hecho que todo el mundo aprendió a leer en el parvulario.
Y sin embargo, cómo el poema asciende en su bondad y transmisión cuando quien lo dice sabe cambiar de tono, hacer pausas, bajar el volumen de la voz en determinados versos, expresar la vibración, la emoción, el enfado o la alegría. El día de la Poesía es el día 21 de marzo, cuando empieza la primavera. El domingo, pasado mañana, habrá recitales con aforo reducido y recitales on line, donde poetas de toda edad, sexo y condición, dirán sus propios poemas o los de otras u otros. Recordaremos a los clásicos, a las poetas traducidas, a la generación del 27, a la del 50, a la del 70, a los nuevos nombres, a las más jóvenes.
Porque, afortunadamente, la poesía forma parte de la vida, está ahí, en nuestros recuerdos y en nuestros libros, en la cultura y el arte, en el teatro, en la música, en el cine. La poesía, algo más que palabras, permanece. Acompaña lo humano, más allá de esta y otras pandemias. A pesar de la distopía y de la muerte.




