Entre Madrid y Toledo, en autobús: "Me muevo todos los días por trabajo y nunca he visto ningún control"

Madrid

El cierre perimetral de la Comunidad de Madrid por el puente de San José empezaba este miércoles 17 y durará hasta el domingo 21. En Castilla - La Mancha el Día del Padre no es festivo, pero también se mantiene el cierre. Por ello, en ambas regiones se han anunciado más controles policiales en aeropuertos, trenes o carreteras. En Madrid, hasta 700 agentes de la Guardia Civil afrontan el despliegue de numerosos controles de tráfico, principalmente en las autovías nacionales. 

Sin embargo, se extienden algunas dudas sobre si estos cierres funcionan o si estos controles son tan estrictos como para que resulte imposible evitarlos. Este jueves, cuando se daba el pistoletazo de salida al puente y con un permiso de trabajo en el bolsillo, hemos querido comprobarlo en algunas de la veintena de frecuencias de ida y de vuelta que cada día conectan Madrid y Toledo en autobús.

17:30

El intercambiador de Plaza Elíptica muestra el aspecto habitual. Colas en todas las dársenas de autobuses para volver a Getafe, Leganés, Parla o Toledo. Hay muchos jóvenes con mochilas y cara de cansados que vuelven de la universidad, y el rostro de los mayores, algunos con la ropa de faena puesta o cubiertos de polvo, no es mucho mejor. No hay rastro aparente de turistas, ni de controles. Tan solo los trabajadores de seguridad habituales.

18:00

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Es el trayecto diario entre casa y el trabajo, el autobús diario de media tarde, 50 minutos desde Madrid hasta Toledo. Hay otra ruta, pero pasa por una decena de localidades y tarda en llegar a la última parada más de hora y media. Ambos van completos. Algunos se quedan fuera y los siguientes pasan dentro de una hora. 

Dentro del autobús, cuyas dimensiones no han crecido a pesar de la pandemia, más de 50 pasajeros -cada uno bien pegado a su compañero- comparten trayecto. Todos en silencio, salvo por algunas conversaciones de teléfono en distintas lenguas.

En los 72 kilómetros de trayecto por la A-42 tampoco advertimos ninguna patrulla. Una señora cuenta que ha ido a ver a su hermano y que suele visitar Madrid -donde ella vivió muchos años- porque es donde tiene el papeleo y los médicos: "No llevo ningún salvoconducto, no me piden nada".

"¿Qué controles?", preguntan dos hermanas universitarias: "la semana que nos tocan clases presenciales venimos a Madrid, la que no nos volvemos al pueblo y nunca nos han pedido nada". Otros pasajeros que también van y vienen todos los días por trabajo insisten: "Ni durante los puentes ni en Navidad nos ha parado la policía, solo una vez en la primera cuarentena".

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19:00

Al llegar a la estación de autobuses de Toledo, todos los compañeros de viaje se apresuran a bajar a unos andenes de los que salen rutas que conectan la Ciudad Imperial con muchos otros municipios de la provincia y de Castilla - La Mancha. Aquí tampoco hay presencia policial.

20:00

El penúltimo autobús que regresa a Madrid también lleva mucha gente, aunque hay algunas plazas libres. En las que están ocupadas, se intensifican las caras de cansancio. Al cruzar otra vez la frontera entre ambas comunidades autónomas seguimos sin necesitar la autorización. 

21:00

De vuelta en el intercambiador de Plaza Elíptica se repite la foto de media tarde: más colas de estudiantes o trabajadores para volver a casa y ausencia total de controles del cierre perimetral en vigor. Una serie de restricciones a la movilidad que en ocasiones como esta descansan en la responsabilidad individual.