Bono también entra en la historia como goleador
Un gol del guardameta, en la última jugada del partido, le da un punto al Sevilla e impide una derrota que hubiese dejado mal sabor durante todo el parón de la Liga. Un empate insuficiente para mirar hacia arriba, aunque necesario para afianzar la cuarta plaza.
El fútbol tiene detalles que lo hacen grande, imprevisible y maravilloso. No es un gol de la trascendencia del que consiguió Palop en Donest, por supuesto, pero que el portero del Sevilla, Bono, haga el gol del empate, en una rocambolesca jugada, en la última acción del partido y evite una derrota, que parecía segura, es un subidón considerable.
Evidentemente, es poca renta para mirar a la tercera plaza, pero no está mal para marcharse al parón sin derrota, afianzar la cuarta plaza y, sobre todo, que lo haga el portero, con la zurda y con golpeo de delantero. A falta de la puntería de los atacantes, apareció el portero. Todo ello, después de un regalo local.
El Sevilla tuvo media hora de buen fútbol, con manejo de la situación, pero con muy poca maldad en las acciones de ataque. Poca verticalidad, poca conexión con En-Nesyri y muy poca presencia en el área. En el fútbol, sin gol, es nada. Por ello, el Valladolid entendió que no le hacían daño y buscó la portería hasta encontrar un penalti en la torpeza de Rekik y Diego Carlos.
Los cambios de Lopetegui (Acuña y Ocampos por Navas y Oliver) de jugadores y de sistema, sirvió para que el Sevilla emprendiera una carrera contra el reloj que estaba perdiendo claramente, por su falta de pegada, de fluidez o de fortuna en alguna acción. Parecía que se le escapaba el partido hasta que apareció, sobre la hora, la zurda de Bono.
La lectura del resultado es doble. Los que esperan un Sevilla con poderío para pelear con los grandes, están decepcionados, aunque la verdad es que no llega al nivel necesario. Aquellos que consideran que el verdadero objetivo es la cuarta plaza y no hay para mucho más, agarrar un punto de esta forma debe saber muy bien.