Sobran los motivos para soñar

Palma

Ayer no fue una de las mejores noches. Está claro. De hecho se la podría encuadrar en el pódium de peores noches que se le recuerda a este joven equipo. Al menos en cuanto a resultado. Porque en cuanto a sensaciones, la "inexperta" plantilla del Palmer Palma demostró que es capaz de competir de tú a tú contra cualquier gigante de la categoría.

Lo hizo a momentos (competir), muy buenos por cierto, pero al final el físico y la experiencia se sobrepusieron en Coruña. Lo de "inexperta" va entrecomillado porque las subidas que demuestra el equipo en según qué situaciones de partido, recuerdan a todo excepto a un equipo de jugadores sin experiencia. Son momentos que, según el encuentro, se transforman en parciales de alto calibre que permiten un despegue en el marcador. En otros casos, como el de ayer, estos momentos sirven para maquillar parciales y poner entre la espada y la pared acolchada a auténticos equipazos. 

La de ayer no era una papeleta fácil, y el equipo compitió. El Leyma Coruña, tal y como comentó Pau Tomàs esta semana en SER Deportivos Baleares, es una plantilla preparada y armada, desde el primer día, para alcanzar la gloria del ascenso. Y si con algo se tiene que quedar este equipo en cuanto al partido de ayer por la tarde, es con que trabajaron hasta el final, hicieron sudar y preocuparon a todo un Leyma Coruña, que en los minutos finales tuvo que tirar de la inspiración de sus principales estrellas para que los 'novatos' de la competición no se vinieran arriba.

Fieles a su estilo, los motivos para el Palmer Palma de soñar con algo bonito tienen nombre y apellidos. Con 21 créditos de valoración, Jacobo Díaz fue el principal sustento de este equipo en los momentos más delicados hasta que los locales se distanciaron. 7 rebotes capturados y 17 puntos para Jacobo, los mismos que acabó enchufando un Kristian Kullamae al que le costó ver diana en la primera parte.

Con estas dos jóvenes perlas cedidas por dos equipos de ACB, más el desparpajo casi callejero dentro del parqué de Ronnie Harrel, que bien es cierto ayer no encontró su mejor versión, pero que acabó apareciendo en los momentos donde la fiesta se puso más álgida; son las principales bazas que tiene que jugar el equipo de Pau Tomàs, Álex Pérez, Kike Fernández y Pepe Laso.

Y es que la de ayer era una jornada difícil. Vencer suponía prácticamente tirar de gesta. Pero para nada fue una catástrofe, como sí se empeñan en tratar de tachar algunos. El partido fue muy bueno. El Palma compitió fiel a su estilo: presión defensiva muy intensa, líneas de pase que llegaban hasta medio campo, y aunque la inspiración ofensiva no llegó, el coraje y las ganas de pelea siempre estuvieron presentes.

Para un equipo caracterizado a poner en aprietos al rival, en el apartado ofensivo, 94 puntos son demasiados. Es cierto. Tal vez deba hacerse autocrítica para localizar cuáles fueron los puntos más débiles que sí supieron explotar los rivales. Pero al margen de esto, los motivos para soñar del Palma también pasan por partidos como el que disputaron en Almansa o en Castellón, donde noquearon por completo a dos grandes del grupo dejando al primero en 64 puntos, y al segundo, aunque es cierto que anotó 83, fueron capaces de endosarle 101. Y es que este equipo tiene baloncesto. Y de mucho nivel. La fase de ascenso a la ACB, aquella que nadie se atrevía si quiera a mencionar a principios de campaña, es una realidad y acaba de arrancar. Más de una tarde de auténtico disfrute nos van a brindar estos jóvenes talentos. Solo cabe esperar y confiar en el pedazo de trabajo que se realiza cada semana en el Palau de Son Moix.