40 años luchando contra la exclusión social
La organización Bizitegi trabaja en Bizkaia desde 1980 por la inserción, y tras el duro año de pandemia se pregunta ahora ¿Cómo podemos mejorar el modelo social?
Reinserción social / Bizitegi
Bilbao
Hoy por Hoy Bilbao ha querido conocer la labor de Bizitegi durante sus 40 años de existencia. Por eso hemos invitado a su director Aitor Ipiña, Rosa del Valle, usuaria desde hace 4 años, Cloti Pérez, psicóloga del centro, y Ángel Toña, voluntario y miembro de la junta directiva de Bizitegi.
Cuatro décadas intentando poner la vida en el centro
22:00
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El compromiso con la gente que lo pasa mal, la cercanía con el necesitado, y la adaptación a las circunstancias que vivimos son algunas de las claves de Bizitegi. Durante la pandemia se buscaron alojamientos para quienes no tenían donde cobijarse, con la colaboración del Ayuntamiento de Bilbao. Aitor Ipiña confiesa que en los últimos tiempos han intentado mirar “un poco más a las mujeres que están también desasistidas, y a veces no nos damos cuenta”.
Rosa del Valle descubrió Bizitegi hace 4 años. Llegó con depresión. La vida le ha cambiado. “Yo era un desastre, y ahora es diferente, incluso hago teatro. Cuando me pidieron la cartilla, fue como una puñalada trapera, pero ahora me doy cuenta de que es lo mejor podían hacer, controlarme la cartilla y mis pequeños ahorros”.
Cloti Pérez, trabaja como psicóloga. Lo tiene muy claro. “Posibilitamos que las personas tengan experiencias, que sepan que sus vidas tienen sentido”. Esta psicóloga cree que las mujeres tardan más en pedir ayuda, “hasta que no te ves demasiado hundida, no pides ayuda”. Para Pérez, la imagen de la mujer es la de cuidadora, y eso juega en su contra.
Ángel Toña, voluntario y miembro de la junta directiva de Bizitegi, empezó acompañando a una persona que tenía problemas con el alcohol, y después de dar muchos tumbos, consiguió salir del agujero. Toña opina que “es la administración la que tiene los recursos para hacer cosas, con políticas sociales adecuadas”.
Bizitegi nació en el barrio de Otxarkoaga de Bilbao en el año 1980 cuando un grupo de personas de manera voluntaria y promovida por una fraternidad de Capuchinos comenzó a trabajar para apoyar las personas que por motivos de drogadicción, pobreza o salud mental estaban en situación de exclusión social. El objetivo siempre ha sido ayudar a las personas facilitando procesos de incorporación social, permitiendo que las personas se desarrollen en el entorno donde viven, en la comunidad más cercana.
El trabajo comunitario y la potenciación del tejido asociativo y social en los barrios donde trabaja Bizitegi, Otxarkoaga, Uribarri, Rekalde, Peñaskal ha sido fundamental.
