Ocio y cultura
UNIDAD DE VIGILANCIA SEXISTA

Las mujeres de Goya

Nos acercamos a la figura de Francisco de Goya fijándonos en las mujeres de su vida y de sus cuadros

Monumento a Goya, en la Plaza del Pilar de Zaragoza / Ayuntamiento de Zaragoza

Zaragoza

A sólo unos días del 275 aniversario del nacimiento del genial pintor de Fuendetodos, dedicamos la Unidad de Vigilancia Sexista a analizar la figura de Francisco de Goya. Lo haremos fijándonos en las mujeres que le influyeron y en las mujeres que pintó.

UDV Sexista. Informe 14. Las mujeres de Goya

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Su madre, Gracia Lucientes

"Yo creo que Gracia Lucientes fue la mujer que más influyó en la vida de Goya". Es lo que opina el historiador José Luis Ona, que ha estudiado especialmente la infancia, la adolescencia y la primera juventud de Francisco de Goya. "Goya convivió con su madre prácticamente los 30 primeros años de su vida, antes de irse a Madrid", recuerda Ona, "que es suficiente tiempo como para que una mujer como Gracia le influyera. Está claro que, además, era un personaje especial, muy aragonés".

Ese carácter fuerte de la madre de Goya ha acabado siendo uno de los rasgos más conocidos de la personalidad del pintor. Otra característica clave en Goya es su afán por ascender de clase social. Ahí, también pudo haber influido su madre. "Gracia tuvo que pasar una crisis familiar tremenda cuando la familia perdió la casa que tenía en propiedad", apunta Ona. "Sin una madre fuerte y especial como ella, habría sido difícil salir adelante", concluye.

Todavía vivía con su madre cuando Goya sufrió el rechazo en el concurso de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Esa decepción pudo llevarle a acercarse a otra mujer fundamental en su vida: Josefa Bayeu

Su esposa, Josefa Bayeu

El matrimonio de Francisco de Goya con Josefa Bayeu en 1775 fue, también, una unión con el padre de ella, el pintor Francisco Bayeu, que pasó a ser maestro de Goya y su puerta de entrada a la Real Fábrica de Tapices. "El quitasol", "La pradera de San Isidro" o "La gallina ciega" son algunos de los cartones para tapices más conocidos de Goya... Pero hay otros, en los que el pintor de Fuendetodos empieza a mostrar una visión muy novedosa de la mujer.

¡Pobrecitas!, Francisco de Goya, Museo Nacional del Prado / Museo Nacional del Prado

Gudrun Maurer, conservadora de Pintura Española del Museo del Prado, especializada en pintura española del siglo XVIII y en Goya, subraya que "un conjunto importante de mujeres creadas por Goya se sitúan en el campo de la prostitución", tanto en los cartones para tapices como en la serie de Los Caprichos.

"Estas imágenes son ambiguas porque, por un lado, las mujeres se mueven con gran libertad, provocan y dominan a los hombres", explica Maurer, "pero esa libertad engaña, porque Goya tematiza la dependencia económica de la mujer, tanto en el matrimonio como en la prostitución".

Sus mecenas: la condesa de Chinchón, la duquesa de y la duquesa de Alba

Esa primera época en Madrid es también el momento en que el pintor entra en contacto con otra mujer fundamental para explicar su biografía: la zaragozana Teresa de Vallabriga, que fue condesa de Chinchón e Infanta de España por su matrimonio Luis Antonio de Borbón y Farnesio. Una de las condiciones para ese matrimonio fue que los recién casados vivieran en un exilio privilegiado, lejos de los reyes.

Magdalena Lasala, que comisarió una exposición sobre Teresa de Vallabriga, explica que "en ese destierro, Teresa de Vallabriga se entregó al estudio y el cultivo intelectual". "Este matrimonio, de gustos refinados", relata Lasala, "congregó a su alrededor una corte de artistas, estudiosos y amantes de la belleza, además de viajeros, europeos ilustres y numerosos creadores protegidos por su mecenazgo". En ese círculo, entró Francisco de Goya.

La duquesa de Alba en blanco, Francisco de Goya, exposicioncasadealba.com / exposicioncasadealba.com

"El matrimonio Borbón-Vallabriga se convirtió en el primero de los mecenas que protegieron la carrera de Goya", comenta Lasala, que añade que "siguiendo su ejemplo, muchos otros señores y nobles de la pequeña corte Borbón-Vallabriga siguieron encargando obras a Goya, que alcanzó una fama que acabó extendiéndose a la corte real". De hecho, Gudrun Maurer asegura que "Goya fue, en la Corte de Madrid de su tiempo, el retratista más importante y más buscado por miembros de todas las clases sociales; 'del rey abajo', según palabras del propio artista".

"Entre las mecenas nobles de Goya, figuraban dos de las aristócratas más importantes de la corte de su tiempo", recuerda Maurer. "En primer lugar, la duquesa de Osuna, considerada la dama más distinguida de Madrid por sus talentos, mérito y gusto, que le protegió durante más de 30 años", señala la conservadora. "En segundo lugar, la duquesa de Alba, que le había visitado en su taller para que le maquillase la cara y para encargarle su retrato en blanco".

Las mujeres en los cuadros de Goya

"Los retratos femeninos de Goya no son complacientes", afirma Gurun Maurer, "al contrario, muestran a mujeres fuertes y conscientes de sí mismas, en posturas rectas y con miradas directas al espectador".

Carmen Pérez Ramírez, autora de una colección de dibujos y pinturas inspirada en Goya bajo el título "L'esprit d'elles", apunta que en su estancia de San Lúcar de Barrameda, Goya retrataba a las mujeres "en un contexto cotidiano y también con cierta sensualidad". Sin embargo, en los salones de Madrid, "esos retratos adquieren un tono más satírico, con carácter crítico".

La maja desnuda, Francisco de Goya, Museo Nacional del Prado / Museo Nacional del Prado

Una mujer protagoniza otra de las obras más emblemáticas de Goya: 'La maja desnuda'. "Es una imagen provocativa, por la representación real de la desnudez y la mirada directa hacia el espectador masculino", comenta Maurer, que considera que "es la imagen novedosa de una mujer que, en cierto modo, ha recuperado su dominancia".

"La mujer aparece también como víctima de la violencia, sobre todo en varias estampas de 'Los desastres de la guerra', en que se ve representa la violación y el asesinato", añade la conservadora del Museo del Prado.

La lechera de Burdeos, Francisco de Goya, Museo Nacional del Prado / Museo Nacional del Prado

En los últimos días de Goya, en Burdeos, la representación de la mujer permanece, dentro del contexto social de la época. "La lechera de Burdeos' es una pintura excepcional, de un colorido magistral", considera Pérez Ramírez, "y de carácterísticas amables e impresionistas".

A modo de conclusión, Gurum Maurer considera que "no se puede decir que Goya tuviera un especial interés en retratar a mujeres, sino más bien que fue buscado por ellas". Sin embargo, añade que "Goya era un pintor creaba una imagen universal de la mujer de su tiempo, que ya tocaba a la puerta de la libertad".

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